Berlinale-Blogger 2017: “De lo único que no desconfío es de la risa”
Álex de la Iglesia presentó en la Berlinale su nueva película, “El Bar”, una comedia de terror que retrata la lucha por la supervivencia de un grupo de gente encerrada en un local.
Sobre el miedo a la muerte, el instinto y la identidad, sin renunciar a lo grotesco. Berlinale Blogger habló con él.
Álex, ¿qué significa para ti un bar?
Es una imagen del mundo. Compartir espacio con otras personas en un bar es acogedor y sobrecogedor. Porque quien tienes al lado podría ser tu asesino, o la quien arregle tus problemas.
¿Cómo surgió el guión?
El guionista y yo solíamos desayunar todos los días en el bar El Palentino, en Madrid. Un día de pronto un vagabundo entró, empezó a insultar a todo el mundo, hasta que Loli, la dueña del bar le dió una bofetada. Un cliente dijo “que habría que echarle” y Loli respondió “yo echo a quien me da la gana”. Y le puso un café. Igual que en la película. Todos se quedaron callados. Ahí me di cuenta de que no la conocía.
En tu obra predominan personajes atrapados por el miedo. ¿Por qué?
Mis películas tienen una lectura política clara. Vivimos en una sociedad que está dominada por el miedo. Y lo tratamos como si no fuera real, como una pesadilla. Pero es al revés. Lo que es real es que la vida puede destruirse en un instante, estamos en una inestabilidad constante. Pero preferimos no pensarlo porque no podemos vivir sin la seguridad de que las cosas tienen sentido. Por otra parte, esta obsesión con el miedo en mis películas también tiene que ver con hechos de mi pasado, de mi familia o de mi vida en los años del terrorismo en el País Vasco… sobre miedos no hablados.
Y sin embargo, en todas tus películas hay humor...
Sí, porque desconfío de todo. Del amor, del odio… salvo de la risa, que es auténtica e incontestable. Con la risa pretendo encontrar una complicidad con el espectador, y eso es liberador. El miedo a la muerte es el más fuerte. Y el miedo a la muerte es también el miedo a la vida. ¿Y qué vas a hacer? Al final solo nos queda reirnos.
Has producido Pieles, que también se presentó en la Berlinale. ¿Cómo te ves en ese papel?
Me siento muy cómodo. Creo que puedo hacer cosas que no han hecho conmigo. Una especie de justicia. Y tengo la suerte de que me escuchan. ‘Pieles’ no se iba a hacer, pero la defendí. Yo conmigo no sé hacerlo, no sé defender mi idea, pero cuando defiendo las de los demás me es mucho más fácil.
Sobre el miedo a la muerte, el instinto y la identidad, sin renunciar a lo grotesco. Berlinale Blogger habló con él.
Álex, ¿qué significa para ti un bar?
Es una imagen del mundo. Compartir espacio con otras personas en un bar es acogedor y sobrecogedor. Porque quien tienes al lado podría ser tu asesino, o la quien arregle tus problemas.
¿Cómo surgió el guión?
El guionista y yo solíamos desayunar todos los días en el bar El Palentino, en Madrid. Un día de pronto un vagabundo entró, empezó a insultar a todo el mundo, hasta que Loli, la dueña del bar le dió una bofetada. Un cliente dijo “que habría que echarle” y Loli respondió “yo echo a quien me da la gana”. Y le puso un café. Igual que en la película. Todos se quedaron callados. Ahí me di cuenta de que no la conocía.
En tu obra predominan personajes atrapados por el miedo. ¿Por qué?
Mis películas tienen una lectura política clara. Vivimos en una sociedad que está dominada por el miedo. Y lo tratamos como si no fuera real, como una pesadilla. Pero es al revés. Lo que es real es que la vida puede destruirse en un instante, estamos en una inestabilidad constante. Pero preferimos no pensarlo porque no podemos vivir sin la seguridad de que las cosas tienen sentido. Por otra parte, esta obsesión con el miedo en mis películas también tiene que ver con hechos de mi pasado, de mi familia o de mi vida en los años del terrorismo en el País Vasco… sobre miedos no hablados.
Y sin embargo, en todas tus películas hay humor...
Sí, porque desconfío de todo. Del amor, del odio… salvo de la risa, que es auténtica e incontestable. Con la risa pretendo encontrar una complicidad con el espectador, y eso es liberador. El miedo a la muerte es el más fuerte. Y el miedo a la muerte es también el miedo a la vida. ¿Y qué vas a hacer? Al final solo nos queda reirnos.
Has producido Pieles, que también se presentó en la Berlinale. ¿Cómo te ves en ese papel?
Me siento muy cómodo. Creo que puedo hacer cosas que no han hecho conmigo. Una especie de justicia. Y tengo la suerte de que me escuchan. ‘Pieles’ no se iba a hacer, pero la defendí. Yo conmigo no sé hacerlo, no sé defender mi idea, pero cuando defiendo las de los demás me es mucho más fácil.
febrero 2017