biblioteca central alemana para ciegos
“Sumergirse en el mundo de la palabra escrita”
Stefan Debus perdió la vista tras un accidente. Los libros, sin embargo, siguen siendo una parte importante de su vida, y para esos efectos, la Biblioteca central alemana para ciegos en Leipzig, una gran aliada.
Las palabras tienen para mí una cualidad muy especial. Despiertan en mí imágenes de las cosas. Los textos nos permiten acceder a mundos desconocidos, por eso, los libros son algo tan importante en mi vida. Como soy ciego, la mayoría de las bibliotecas me resultan inútiles, eso hace para mí aún más valiosa la existencia de la Biblioteca central alemana para ciegos, conocida por la sigla DZB.
No podría decir con exactitud cuándo utilicé la biblioteca por primera vez. De lo que sí estoy seguro, es que desde 2009 la utilizo regularmente; ese año me trasladé a vivir a Leipzig, donde está ubicada la DZB. Aunque debo aclarar que la cercanía física no juega ningún papel para efectos del uso de la biblioteca, puesto que los libros se envían por correo y se los puede solicitar desde cualquier lugar de Alemania. Desde hace poco, incluso es posible bajarlos en el computador o en el celular. Eso lo hace todavía más fácil.
Stefan Debus leyendo un libro en braille en la Biblioteca central alemana para ciegos.
| Foto (detalle): © Julius Lukas
La mayoría de los libros los saco en CD. Pero no se trata de los típicos audiolibros que uno puede comprar en las tiendas. La DZB produce su propio material, en su propio estudio de sonido. Los audiolibros para ciegos tienen un formato especial, desarrollado por las bibliotecas para ciegos y usado en todo el mundo. Los equipos para reproducir esos audiolibros también son equipos especiales. El uso de ese formato permite comprimir la grabación, de manera que en un CD se puede registrar un mayor número de páginas leídas. Además, se puede navegar con mucha facilidad hacia adelante y hacia atrás entre los diferentes capítulos o saltar a un determinado párrafo.
Locutora en el estudio de grabación de la DZB. Anualmente se producen allí aproximadamente 200 audiolibros.
| Foto (Detalle): © Julius Lukas
Pero yo no uso mucho esas funciones, porque por lo general escucho los libros prácticamente de corrido. Tengo una especial debilidad por la literatura universal: Elfriede Jelinek, Thomas Mann, Umberto Eco. La obra de estos autores me fascina. De Eco leí, por ejemplo, El nombre de la rosa. Una historia criminal tremendamente interesante, llena de datos y observaciones históricas. Escuchar ese libro fue una experiencia muy intensa para mí. Incluso volvieron a desfilar frente a mis ojos las imágenes de la película con Sean Connery, que había visto antes de quedarme ciego.
Alto relieve de un Yeti en el calendario actual del DZB. Junto a los libros, la biblioteca para ciegos hace también impresiones en alto relieve.
| Foto (Detalle): © Julius Lukas
El catálogo de la Biblioteca central para ciegos contiene también libros en braille, que son igualmente producidos por la DZB. La mayoría de las veces son tomos muy gordos, porque esta escritura necesita mucho más espacio que la “impresión negra”, término que usan los ciegos para referirse a las letras impresas en los libros. Un libro de bolsillo con 300 páginas puede ocupar en braille sin problemas 5 tomos de 21 por 30 cm. Y de hecho, este formato voluminoso es también más agradable para personas que no pueden ver, puesto que las líneas son más largas y no se debe comenzar con tanta frecuencia una línea nueva.
Stefan Debus escucha un CD. El equipo reproductor permite una fácil navegación.
| Foto (Detalle): © Julius Lukas
Y a propósito de braille, a mí me cansa bastante leer este tipo de libros. Como yo me quedé ciego tarde, no puedo leer muy rápido y me canso con facilidad por razones motoras. Por ello, casi siempre leo libros en la versión de audiolibros. La DZB tiene también una revista en braille, llamada SternZeit. Allí se publica una selección de artículos de la revista Stern y del periódico semanal Die Zeit. Yo estoy suscrito a la revista, y eso me permite estar al día en los temas de actualidad.
Los libros en braille tienen una extensión aproximadamente diez veces mayor que los libros normales.
| Foto (Detalle): © Julius Lukas
Yo no me podría imaginar la vida sin libros, ni tampoco sin revistas. A través de ellos me informo, aprendo cosas, son una fuente de entretención y de reflexión. Con frecuencia me ofrecen también contención, consuelo y orientación. Seguramente a muchas otras personas les ocurre algo parecido. Por supuesto que esas experiencias también serían posibles sin la Biblioteca central para ciegos, pero la DZB me hace más fácil sumergirme en el mundo de la palabra escrita.
Stefan Debus, (1969) trabaja como afinador de pianos en Leipzig. Desde 1991 a 1994 estudió en el Conservatoire de Musique en Luxemburg. En 1998 quedó ciego a consecuencia de un accidente. En 2002 terminó su formación como afinador de piano en Chemnitz con la nota más alta. Debus es además autor del libro Stockdunkel – ein Handbuch für Blinde zum Thema Mobilität (Oscuro como boca de lobo – Un manual de movilidad para ciegos).
La Biblioteca central alemana para ciegos (DZB) es la más antigua de su tipo en Alemania. Se creó en 1894 como una Asociación para la producción de libros en braille para ciegos en Leipzig. Aproximadamente 155.000 ciegos y alrededor de 500.000 discapacitados visuales en Alemania son usuarios de esta biblioteca. El catálogo contiene 400.00 audiolibros, 200.00 libros en braille y numerosas imágenes en alto relieve, todos ellos producidos en el estudio de sonido, imprenta y taller de encuadernación de la DZB.
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