Cuando rugen las montañas, resuenan mis grietas

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El fanzine Cuando rugen las montañas, resuenan mis grietas destaca la vida y obra de seis poetas —tres alemanas y tres colombianas—, cuyo proceso de escritura se ha desarrollado en un contexto de conflicto. 

El Makerspace Editorial de la Universidad Central y la Biblioteca del Goethe-Institut trabajaron durante un año para buscar referentes visuales, inspirados en diversas publicaciones sobre guerra, geografía, poesía, así como en iniciativas independientes sobre mapas y textos de viaje.

A partir de un primigenio interés del Makerspace por ahondar en la poesía escrita en lengua alemana por mujeres en un contexto de guerra, la investigación llevó a establecer un estudio comparado entre tres poetas judías del contexto de la Segunda Guerra Mundial y tres poetas colombianas, que han dedicado parte de su obra a la experiencia de violencia y guerra en Colombia. 

El fanzine se originó luego de que el Makerspace visitara las instalaciones del Goethe-Institut. El semillero encontró en el instituto motivaciones suficientes para crear un puente entre Colombia y Alemania desde la visión literaria; entre las miradas artísticas de escritoras que vivieron el conflicto desde regiones lejanas, pero que vuelven siempre a la poesía. Nos propusimos entonces paralelizar su escritura, no con intenciones comparativas, sino con el propósito de hacerlas dialogar, de corresponder y atravesar su visión poética.

una historia doblefaz

El fanzine presenta, por un lado, un mapamundi compuesto a manera de caligrama con el poema “Réquiem”, de la escritura rusa Ana Ajmatova. En el croquis se referencian 10 poetas mujeres que escribieron en contextos de conflicto, en diferentes latitudes y tiempos, para hablar metafóricamente de los horrores de la guerra en todas las latitudes. 

El fanzine contiene fragmentos intercalados de poemas y algunos datos biográficos de Else Lasker Schuler, Emilia Ayarza, Stephanie Rojas Wagner, Gertrude Kolmar, Nelly Sachs y Lauren Mendinueta, acompañados de ilustraciones. 

La forma y los pliegues del Cuando rugen las montañas, resuenan mis grietas remiten la geografía de los alpes del sur de Alemania y a las cordilleras colombianas, los escenarios del conflicto y los lugares de escritura de estas poetas que con su obra invitan a reflexionar sobre la guerra y la paz.
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Seis mujeres escriben

Else Lasker-Schüler

Else Lasker-Schüler
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“Mis labios se iluminan ya y hablan de lejanías”.

Nació el 11 de febrero de 1869 en la antigua ciudad alemana Elberfeld, como la menor de 6 hermanos. Su relación con la lectura y la escritura comienza desde muy temprano, a los 4 años, y desde muy joven fue reconocida como escritora en Berlín y como representante de la escena cultural que vería su fin con la llegada del nacionalsocialismo a Alemania. La muerte sucesiva de su madre, su hermano más cercano, Paul, y su padre se consideran la causa del inicio de su diáspora personal entre amigos, amantes y ciudades.
Escritora reconocida por su “expresión apasionada y exuberancia teatral”, y por sus amigos como una mujer extravagante tanto en su personalidad como en su escritura, pues para su desarrollo personal y artístico la sociabilidad literaria fue fundamental y determinante en momentos de exilio y desamparo político y económico. Abordó la narrativa, la crónica y la poesía desde el expresionismo y se caracterizó por su heterodoxia en el uso de la gramática y la libertad con la que escribía.
Reflejó abiertamente un pensamiento antiburgués y feminista. Así, en el centro de su escritura habita el caos originario propio de la infancia; la relación con su madre, y a través de ella, con la religión; su condición como mujer y como judía-alemana, oscilando siempre entre el sarcasmo, el reclamo, la viveza, pero también una constante desilusión que se encrudeció con la muerte de su hijo.
El exilio político la llevó a Suiza, Alejandría, Viena, Palestina y Jerusalén. Su nacionalidad alemana fue retirada e hizo parte de las listas de escritores cuyas obras fueron prohibidas en Alemania, limitando también su desarrollo público como poeta fuera de su país. Sin embargo, Lasker-Schüler siguió escribiendo correspondencia con sus amigos hasta su muerte en 1945 en Jerusalén, con una extensa obra publicada tanto en vida como recuperada de manera póstuma.

Emilia Ayarza

Emilia Ayarza
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“Te necesita la fe para decirte que no tiene pecho que la albergue”.


Nació en Bogotá el 22 de mayo de 1919. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes. Comenzó su carrera como escritora publicando en revistas literarias como Mito (1950). Formó parte de generaciones de poetas pioneras en Colombia, también fue una de las primeras mujeres columnistas del diario El Tiempo y fue profesora en la UNAM. Vivió en México de 1957 a 1964, allí publicó en La Tribuna, así como en la revista Mujer.
Su paso por este país fue importante para su carrera como escritora, en donde participó en distintas conferencias y recitales de poesía. En 1962 recibió un premio por el cuento “Juan mediocre se suena la nariz”. Murió en Los Ángeles, California en 1966. Dejó incompleta una novela y un libro de cuentos.Los poemas de Emilia Ayarza fueron visibilizados en Colombia hasta después de su muerte, han sido recopilados en antologías de escritoras colombianas. Su obra resalta temas como la mujer, la maternidad, pero sobre todo la violencia del país. Ayarza escribió la memoria desde la voz escondida de las víctimas a lo largo y ancho de Colombia.

“Mi voz retumba en la cordillera. Soy una punta de lanza oxidada apuntando siempre al norte. En el cielo abierto no hay nube que cruce mi nombre, la divinidad puesta junto al sol. Llevo la palabra con la fuerza de ir a la cabeza en espera de la novedad. Canto con la devoción y entrega que reconoce cada llanto y que devuelve la confianza con cada sílaba”.

Stefhany Rojas Wagner


Stefhany Rojas Wagner
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“Señor, cuando anocheció, la plaga se tragó este planeta”.

Nació en Bogotá en 1994. Cofundadora de Abisinia Review y Abisinia Editorial. Editora, poeta, artista collage y gestora cultural. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de Colombia y egresada del preparatorio de Artes Plásticas y Visuales de la ASAB. Publicó un proyecto-libro de entrevistas periodísticas a mujeres que han sufrido la violencia Mi cuerpo como un río (Guatapé, 2019). Su libro de poesía, Breve tratado de la melancolía (Bogotá, 2021), fue uno de los ganadores del VIII Premio Nacional de Poesía Obra Inédita 2020. Actualmente reside en Venezuela.

“Me extiendo por los infinitos cauces. Me deslizo por el sedimento con convicción de cascada. Fluyo serpenteando entre troncos y rocas hasta toparme con una pluma joven que vierta una tinta renovada en mis vestigios. Mi cuerpo como un río”.

 

Gertrude Kolmar

Gertrude Kolmar Illustration
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“Morí tal vez mucho antes ya de mi muerte”.

Nació en Berlín el 10 de diciembre de 1984. Su profesión fue de institutriz y maestra de jardín de infantes. Estudió para ser intérprete. En 1917 su padre lleva sus poemas a un editor amigo que los publica bajo el título Poemas, que su primo más cercano se encargó de difundir; a finales de 1920 su obra ya aparecía en medios literarios y antologías.
En 1933 cuando empieza la persecución a los judíos, Gertrud Kolmar aún sigue escribiendo sobre el contexto histórico. En sus poemas escribe sobre su condición de mujer judía, incluso llega tocar temas de religión y maternidad. Es conocida como una de las poetas alemanas más importantes. En 1941 fue detenida y llevada al campo de concentración de Auschwitz, donde murió como víctima del Holocausto en 1943.

“Diles que no me olviden, que no se sequen las gotas que brotaron de mi tiempo aislada, en un campo maldito, con la soga puesta como una bufanda. Diles que no me maten, que no me lleven de nuevo contra los muros de ese encierro. Dile a Dios que escuche mis plegarias afónicas y que tanta tragedia no se quede atrapada en sus jaulas”.

Lauren Mendinueta

Lauren Mendinueta Illiustration
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“Para recuperar la cabeza fue preciso morir mil veces”.

Era el año 1998. Por entonces, trabajaba como bibliotecaria en Fundación, Magdalena. Una mañana en el mes de marzo me senté frente a la máquina de escribir. Vi cómo aparecían las palabras impresas con absoluta nitidez sobre la hoja de papel en blanco. Iban formando un bloque de sucesivas líneas oscuras. Vi aparecer en la página un árbol viejo y lejano, un árbol de mi infancia en Barranquilla. El poema se escribía, lo escribía, lo veía crecer y lo crecía con el golpe de mis dedos. Después de un tiempo de escritura, en el que también hubo pausas y silencios, las palabras ocuparon la página y, de repente, enmudecieron.
Cuando liberé la hoja del rodillo una mezcla de orgullo y miedo me envolvió el pecho. Lo que había quedado plasmado en la página era mío, ¿sería un poema?
Tenía en mis manos una página llena de palabras. Palabras que alineadas, verso a verso, hablaban de un árbol concreto, un árbol junto al cual transcurrieron los primeros años de mi vida, el mango del patio de la casa de mis abuelos paternos en Barranquilla. ¿Qué podía hacer con esa página? Mientras el texto permaneciera en mis manos, sin llegar a la vista de un lector o una lectora, no podía ser “validado”. Necesitaba que alguien me diera su aprobación. Pensé en Efraín Lubo Palmera, el poeta que visitaba la biblioteca cada semana, el único poeta de Fundación. Guardé la hoja y esperé impaciente el momento de volver a verlo.
“Mi primer poema” (Texto autobiográfico).

Nelly Sachs

Nelly Sachs Illustration
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“Sueño y morir no tienen atributos”.

Nace en Berlín una poeta influenciada por los escritos cabalísticos, en especial el Zohar, que más adelante logra iniciar su carrera literaria a través de poemas románticos. Sus palabras salen a la luz en varios periódicos que le dan popularidad, aunque no por mucho tiempo, ya que se ve opacada por la situación política y social; en 1940 escapa de la masacre nazi junto a su madre, mediante la ayuda de Selma Lagerlöf, con quien intercambiaban correspondencia, llegan a Suecia.
Poética y dramática, Nelly aprendió sueco para traducir obras importantes al alemán. Desde entonces su escritura cambió, los temas que la abordaban eran la persecución y la fuga, marcada para siempre por el Holocausto desde el momento que escapó, hizo de su obra poética una dedicatoria a sus hermanos desaparecidos en los campos de exterminio nazi.
En 1951 presenta su obra Eli, que muestra el destino de Israel desde una perspectiva humanística, por medio de tonos esperanzadores alusivos a libros proféticos. En 1961 se creó en Alemania el Premio Nelly Sachs. En otros escritos presenta un estilo apático y conciso para expresar el sufrimiento de la tragedia en Alemania, lo que más tarde en 1966 la llevó a recibir el Premio Nobel de Literatura con el escritor israelí Shmuel Yosef Agnon, y un año después fue nombrada Ciudadana de Honor en Berlín.

“Logré escapar por lo bajo. Me refugió el azul rey de un cielo extranjero. El exilio es peor si en la lontananza el corazón de mi pueblo sucumbe. Las letras me fueron pesando, fui desterrada dos veces. Viviré en espera de una tierra a la que pueda decirle hogar”.

Obras consultadas

Ayarza, E. (2020). El universo es la patria. Universidad Externado.
Gutiérrez Girardot, R. (1996). Moriré callando. Tres poetisas judías. Montesinos.
Kolmar, G. (2004). Mundos. El Acantilado.
Lasker-Schüler, E. (1997). Mi piano azul y otros poemas. Igitur.
Mendinueta, L. (2023). Vivir tan adentro. Valparaíso.
Rojas Wagner, S. (2021). Breve tratado de la melancolia. Valparaíso.
Sachs, N. (2009). Viaje a la transparencia. Trotta.

Créditos

Un proyecto conjunto del Makerspace Editorial y el Goethe-Institut Bogotá.

Makerspace Editorial: Selena Alejo, María Paula Arturo, Jennifer Chavarro, Sofía Feria, Andrés Gómez, Margarita Rosa Lozano, Juan David Molina, Omar Peñaranda, Danna Perilla, Enrique Rodríguez, Felipe Rodríguez
Coordinación editorial: Alejandra Flórez 
Contenidos e investigación: Makerspace Editorial
Diseño: Jennifer Chavarro, María Paula Arturo, Juan David Molina
Ilustraciones: Enrique Rodríguez
Asesoría editorial: Jhon Mesa, Goethe-Institut

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