Crecimiento humano  Gigantesca

Bild von einem sehr großen Mädchen
Las personas cada vez son más grandes © Shutterstock

Los seres humanos somos cada vez más altos, pero algunas personas crecen aún más. La autora Sonka Hinders nos habla de la mujer más alta del mundo y de la altura en general.

Desde inicios del siglo XX, los seres humanos somos cada vez más altos, una tendencia que sigue en aumento en muchas regiones del mundo. Sin embargo, siempre ha habido individuos particularmente altos. Ya que los hombres dominan la lista de personas más altas de todos los tiempos, las mujeres conocidas por su tamaño resaltan aún más.

Trijntje Keever era un espectáculo, una atracción. Aunque algunos textos de historia la presenten así, Trijntje Keever era sobre todo una cosa: una mujer extraordinariamente alta. Las cifras exactas se perdieron en la tradición, pero se dice que medía 2.54 m o 2.60 m. Lo que sigue siendo tangible son las comparaciones. A los nueve años, era tan alta como un hombre adulto, y después fue tan alta que podía limpiar las canaletas del techo sin usar escaleras. Una cosa queda muy clara: era la mujer más alta medida hasta entonces.

¿CÓMO ESTÁ EL CLIMA ALLÁ ARRIBA?

A Trijntje nunca le preguntaron: “¿Juegas basquetbol?”. En los Países Bajos del siglo XVII, más bien se preguntaban otras cosas.
Hace mucho que Países Bajos es la tierra de las personas más altas del mundo, algo que los estudiosos atribuyen a que históricamente ahí se ha consumido mucha leche, un alimento importante para el crecimiento. Por ejemplo, el pueblo natal de Trijntje, Edam, es famoso por sus quesos.

Sin embargo, la altura de Trijntje no se debió a que hubiera comido mucho queso. Tampoco mordió un pastelillo tentador con un letrerito que dijera "¡Cómeme!", como Alicia en el País de las Marvillas, quien se infló a tal grado que chocó con la cabeza en el techo. Otra cosa era responsable de la altura de Trijntje: la somatotropina u hormona del crecimiento, que secreta el cerebro. Al igual que en la mayoría de las personas extremadamente altas, su cuerpo produjo una cantidad muy superior al promedio de ella durante su etapa de desarrollo. ¿El resultado? Un crecimiento enorme, gigantismo.

Trijntje Keever Trijntje Keever | Pintor desconocido, dominio público, via Wikimedia Commons
Quizá hoy en día le preguntarían, como se hace con las personas altas: “Oye, ¿cómo está el clima allá arriba?”. Sin embargo, en muchas ocasiones quizá no le preguntarían nada. Sus padres decidieron convertirla en atracción. La presentaban a cambio de dinero en la alta sociedad y en las ferias anuales. Exhibir personas con características extraordinarias era algo que se practicaba desde la Edad Media, y, más tarde, sucedió sobre todo en los freak shows decimonónicos. Precisamente en el siglo XIX, la canadiense Anna Haining Bates se presentó como gigante para P. T. Barnum (si, el de The Greatest Showman, un tipo mucho más cuestionable en la vida real que en la película). Después, ya en el siglo XX, el cuerpo extraordinario de André el Gigante lo convirtió en estrella de la lucha libre en Canadá.

TODO SE DEBE A LA ALTURA

En cierto sentido, Trijntje también fue una estrella. Al menos fue lo bastante famosa como para ser inmortalizada en una pintura de tamaño natural tras su muerte, que sigue colgando de los muros del ayuntamiento de Edam. Tiene los brazos estirados de forma un tanto torpe frente a la pesada tela negra de su vestido, y su cabeza rodeada de un cuello de olán casi toca el marco superior del cuadro. Además del cuadro, en Edam se exhiben sus zapatos. Nunca nadie la vio de tacones, pero sí usaba zapatos de gigante, talla 54 europea. Seguramente, hoy en día también tendría que usar prendas hechas a la medida. A pesar de las mediciones en serie, durante las cuales se toman las medidas corporales de miles de personas como base para hacer las tallas estándar, muchas personas altas sufren para encontrar pantalones con las piernas lo bastante largas.

Y esa no es la única dificultad cotidiana, como lo demuestra la protagonista de la película de Netflix A mi altura, quien no logra conseguir novio por culpa de su tamaño fuera del promedio. En las relaciones heterosexuales, la altura importa. "Mido 1.88, porque todas me lo preguntan siempre", escriben los hombres en sus perfiles de citas en línea. "No encuentro pareja porque a los hombres les molesta que sea más alta que ellos", les confiesan las mujeres a sus amigas. Quizá Trijntje también haya conocido esa dificultad, quizá habría querido tener una familia, quizá eso no haya estado abierto a debate debido a su altura y a su trabajo como atracción.

Al final, quizá le faltó tiempo para hacer más cosas. Murió de cáncer a los 17 años. Una esperanza de vida reducida es un destino frecuente para las personas con gigantismo, pues su tamaño suele venir acompañado de cargas excesivas para el cuerpo y las enfermedades consiguientes. La altura extraordinaria de Trijntje aparece incluso en su lápida. Al igual que su vida, su muerte parece estar marcada por su tamaño. Quizá sea momento de escribir otras cosas sobre ella, las mujeres altas y las personas altas en general.

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