Cazadores de huracanes
Dentro del ojo de la tormenta
Todo huracán tiene una isla de calma y de quietud: el ojo. No muchos de nosotros lo experimentaremos en el curso de nuestra vida, pero para el capitán de la Fuerza Aérea Estadounidense, Garrett Black, forma parte de su trabajo. Nuestra autora, Arabelle Liepold, habló con él sobre cómo experimentar el centro de calma del caos, literalmente.
Como oficial meteorológico de reconocimiento aéreo del 53º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico, también conocido como los “Cazadores de Huracanes”, es responsable de guiar el avión WC-130J y recoger los datos más críticos para los pronósticos del Centro Nacional de Huracanes en Miami. “Estos valiosos datos mejoran, en última instancia, la previsión de intensidad y reducen el 'cono de incertidumbre' de hacia dónde puede dirigirse la tormenta”, explica el capitán Black. En otras palabras, estos datos ayudan a la gente sobre el terreno al darnos suficiente tiempo de antelación para prepararnos para lo inevitable y mantenernos a salvo.
Respiran profundamente
Un factor importante para encontrar la calma de la tormenta es algo que no se puede monitorear en ninguna de las pantallas de la cabina: encontrar la calma interior. Cuando todo lo demás está en movimiento, el capitán Black y su tripulación respiran profundamente y dirigen su avión a través de la pared ocular, o la zona que rodea el ojo del huracán, hasta que no hay más que cielos azules y quietud a su alrededor.El capitán Black describe la sensación de estar dentro del ojo de un gran huracán como algo surrealista. “Hay un momento de apreciación y miedo simultáneo ante el poder de la naturaleza. El estado del tiempo suele empezar a cambiar drásticamente una vez que salimos de la pared ocular en dirección al ojo de la tormenta. En los grandes huracanes, los cielos suelen empezar a despejarse, dejando un tiempo más tranquilo y una rápida disminución de los vientos y la presión”.
“Efecto estadio”
Esto es lo que ocurrió también el primero de septiembre de 2019, cuando la tripulación voló justo hacia el ojo del huracán Dorian, una tormenta de categoría 5 que golpeó las Bahamas con vientos de hasta 350 kilómetros por hora y mareas de tempestad de más de 7 metros, lo que lo convirtió en uno de los huracanes en el Atlántico más potentes que han tocado tierra hasta la fecha.
La foto que tomó con su cámara desde la cabina de mando rápidamente se volvió viral. Muestra la punta de la hélice del avión rodeada por un gigantesco muro de nubes con un cielo brillante y soleado por encima. Esto es lo que los científicos llaman el “efecto estadio”, causado por las tormentas eléctricas en la pared ocular de los huracanes potentes hasta el extremo.
¿Se convierte en rutina volar hacia un huracán? Depende, dice el capitán Black. “Creo que hay un punto durante las temporadas de mucho trabajo en el que te cansas, en el que puede empezar a parecer rutinario. Dicho esto, me tomo tiempo para intentar reflexionar sobre la singularidad del trabajo y para recordar a aquellos a los que ayudan estos datos. A menudo, estamos tan concentrados en cumplir la misión que no es sino hasta más tarde cuando tenemos tiempo para reflexionar sobre la rareza de la misión”.
Uno podría pensar que un cazador de huracanes encuentra algo de tiempo de inactividad durante la temporada baja... ¡para nada! “Cuando no es la temporada de huracanes, volamos en una variedad de misiones diferentes, incluyendo las tormentas de invierno, típicamente a lo largo del litoral este y los ríos atmosféricos, los cuales son responsables de traer importantes precipitaciones a la costa oeste de los Estados Unidos”.
Así que, la próxima vez que piense en el nivel de estrés en su trabajo actual, piénselo de nuevo.