Fender Schrade
“Probé todas las identidades posibles”

Fender Schrade nació en Stuttgart, es ingeniero en sonido, artista performático y músico. Desde la trinchera de su colectivo de arte NAF, remece las convenciones sociales en materia de género. Con Fender dialogamos sobre lo que significa ser transgénero en la escena musical y sobre por qué el feminismo es la raíz de todo.

Fender Schrade tiene la capacidad cada vez más escasa de hablar con frases completas y lógicas, sin muletillas y sin irse por las ramas. Antes de comenzar a hablar, piensa, y mientras lo hace, se despeina el pelo colorín. Su voz suena diferente a la de sus videos antiguos, efecto de la testosterona que toma desde hace más o menos un año. Nacido en 1972, Fender se decidió ya desde hace tiempo por el pronombre masculino. “Yo nací con características sexuales femeninas”, explica el artista. “Y cuando hace unos 15 años me reconocí en forma abierta como transgénero, seguí siendo percibido públicamente como mujer. Mi estrategia de resistencia, fue utilizar el pronombre “Él”. Así logré una armonía con esa sensación de no participar de la lógica sexual binaria, es decir, de no poder ni querer definirme ni como mujer ni como hombre.”

“Yo ya fui mujer, lesbiana y tomboy”

El aumento de la conciencia del tema del transgénero en Alemania ha ido desarrollando un correlato en el lenguaje. Con el doble pronombre neutral “él_ella”, con el uso de un asterisco tras la palabra trans y con el subrayado, se intenta visibilizar a las personas que no caben dentro del género binario. Esto es un verdadero desafío en el idioma alemán, en el que a cada cosa se le asigna un género. Fender intentó durante mucho tiempo identificarse con alguna opción. “Como muchas otras personas transgénero, yo también probé muchas identidades”, comenta riendo. “Fui mujer, fui lesbiana, fui tomboy [una chica que se comporta como un chico, siguiendo los estereotipos clásicos de género. Nota de la redacción]. Pero el tema de la ‘testo’ siempre me rondó, en el cuerpo y en la cabeza.” Y porque ya estaba harto de probar una y otra vez nuevas posibilidades, se decidió por la hormona. Y por el pronombre masculino. El tema transgénero cruza toda su vida, incluyendo su trabajo.

“Estaba demasiado definido a partir de mi cuerpo”

El trabajo artístico de Fender Schrade es muy heterogéneo y siempre está vinculado a la música. Cuando tenía tres años, en la Stuttgart de mediados de los setenta, descubrió su amor por los sonidos durante un taller de música para niños. Fender se enamoró de un piano eléctrico adecuado a sus pequeños dedos infantiles, en el que tocaba a partir de colores en vez de notas, y entre los tres y los cinco años aprendió todo lo que necesitaba saber de música. “Todavía me alimento de esa fuente”, dice. Su primer sintetizador se lo compró a los doce años a un soldado norteamericano. “Me acuerdo lo que fue llevarlo hasta mi casa, era pesadísimo y yo más bien menudo.” Era la época de MTV, la época de la música electrónica. Ese sintetizador análogo fue el punto de partida de la primera banda de Fender, cuando tenía catorce años. Al terminar el colegio, sin embargo, el tema de género le puso barreras a sus búsquedas musicales: estudiar música, considerando que ese mundo era entonces aún más binario que ahora, no era opción. Incluso subirse al escenario se transformó en algo cada vez más difícil: “En el escenario yo estaba demasiado definido por mi cuerpo, un cuerpo en el que no me sentía a gusto. Y para esa incomodidad no había nombre, no había modelos de roles que seguir.” Entonces, Fender decidió ser ingeniero en sonido, formándose de manera autodidacta. “Por un tiempo fui a un instituto de Ingeniería en sonido, donde era la única mujer. Pero el ambiente era a tal punto sexista, que decidí abandonarlo y formarme por mi cuenta.” A los 27 años se decidió a volver a las aulas, esta vez a estudiar Comunicación Audiovisual, y más o menos en esa época, encontró una palabra para lo que sentía desde su temprana niñez. La película Gendernauts (Géneronautas) de Monika Treut, un documental sobre el mundo transexual en san francisco, fue una revelación para él. Allí encontró también por primera vez un modelo de rol: Sandy Stone, una productora transexual de música.

En estos años, Fender ha sonorizado más de 2.000 conciertos; entre 2009 y 2014, trabajó junto a Linda Wölfel (Ex integrante de Rhythm King And Her Friends) en un exitoso proyecto pop llamado Vow; también ha escrito música para películas y ha explorado el área de la iluminación para performances teatrales. “Estaba a la mano, también son ondas, igual que la música”, dice con una sonrisa. Además, da charlas sobre la realidad de las personas transgénero en el mundo de la música y sobre modelos de roles transgénero. En estos años, Fender ha sonorizado más de 2.000 conciertos; entre 2009 y 2014, trabajó junto a Linda Wölfel (Ex integrante de Rhythm King And Her Friends) en un exitoso proyecto pop llamado Vow; también ha escrito música para películas y ha explorado el área de la iluminación para performances teatrales. “Estaba a la mano, también son ondas, igual que la música”, dice con una sonrisa. Además, da charlas sobre la realidad de las personas transgénero en el mundo de la música y sobre modelos de roles transgénero.

“En el escenario tematizo mi condición transgénero“

El feminismo es otro de los ejes fundamentales de Fender, especialmente en su nuevo proyecto, NAF, al que está dedicado de manera prácticamente exclusiva desde 2015. NAF es un trabajo conjunto con la artista plástica Nana Hülsewig, que se inició en 2013 en el contexto de una beca común de la Casa de la cultura de Stuttgart. “Mi trabajo en NAF es naturalmente también muy autobiográfico; lo que pongo sobre el escenario es mi condición transgénero. Y Nana, su condición de mujer. De esta manera se juntan en el escenario dos temas estrechamente ligados al feminismo.” Fender busca que las diferencias de las personas y sus cuerpos sean visibles. “¡Esas diferencias son muy importantes! Tanto en mi vida privada como en mi creación artística. Se trata precisamente de aguantar las posiciones de los otros para posibilitar la convivencia.” Por eso, NAF ha trabajado también con otros y otras artistas, tanto en la primera parte de su proyecto NORM IST F!KTION, que supuso la realización diferentes performance en espacios públicos, como en la segunda parte, que consiste en una obra de teatro. Actualmente están desarrollando NORM IST F!KTION #3, una película cuya producción mantiene ocupado al dúo día y noche. Y cuando queda por allí un minuto libre, Fender se lo dedica a su más preciado proyecto: su instrumento.

“Todos los sonidos que necesito, están en estas teclas”

Fender comenzó a desarrollar su teclado en los tiempos de VOW. “Siempre quise construirme yo mismo un instrumento”, cuenta, “y luego explorar cómo se comportaba mi cuerpo con ese instrumento y cómo se inspiraban mutuamente.” Fender usa su creación como guitarra, como batería y también para hablar. “Todos los sonidos que necesito están en estas teclas.” Todos los sonidos y el archivo de su vida. La voz de Fender antes y después de la testosterona, sampleados de personas transgénero, encuentros documentados. “A través de la voz a uno lo clasifican en forma inmediata: género, estatus social, proveniencia, nivel de educación, el abanico completo. Hablar sobre el escenario a través de una máquina y no por medio de la voz fue un intento de desprender eso de mi cuerpo. Y ahora incluso puedo mezclar mi voz actual con la anterior, lo que genera situaciones absurdas arriba del escenario, porque es la misma persona que ahora es percibida de una manera diferente desde afuera.” Actualmente su teclado negro mide en total seis metros y tiene un atril XXY fabricado a medida. “Eso habla por sí mismo”, encuentra Fender.