Refugiados en escuelas alemanas
Ideas para la integración

Aladin El-Mafaalani, especialista en migración
Aladin El-Mafaalani, especialista en migración | Foto (detalle): © creativecommons.org

A muchas escuelas alemanas aún les cuesta integrar a los refugiados. El especialista en migración Aladin El-Mafaalani explica las razones de esto y cuenta qué se podría mejorar.

¿Qué nota le pondría al sistema educativo alemán en la integración de los inmigrantes?

En el caso de los inmigrantes que están en un marco jurídico favorable le pondría al sistema un “bueno”.

¿Y qué nota en la integración de refugiados?

Ahí hay que diferenciar. En los grupos que tienen buenas perspectivas de quedarse también le pondría un ”bueno”, en el caso de los refugiados que vienen de los llamados “países seguros” les pondría entre un “regular” y “malo”.

¿Por qué tan bajo?

A menudo no se controla si los niños y jóvenes efectivamente van a la escuela. Y cuando saben que tendrán que irse de Alemania el interés por la escuela puede disminuir. Algo parecido ocurre con la criminalidad: el promedio de personas que cometen delitos es mayor en las personas con pocas perspectivas de quedarse, porque saben que no tienen nada que perder. Por otro lado, entre refugiados con buenas perspectivas de quedarse hay una tasa de criminalidad por debajo del promedio.

¿Y qué sucede con la integración de menores que tienen buenas posibilidades de quedarse?

Actualmente sobre eso hay muchas ideas y conceptos en Alemania. Tan pronto los refugiados son entregados a un municipio, tienen la obligación de ir a la escuela a partir de los seis años. Pero ¿deben ir a un curso especial o directamente a un curso regular? ¿Necesitan asesoramiento pedagógico? ¿Qué sucede con los conocimientos idiomáticos? Esas son sólo algunas de las preguntas que se plantean. Pero hasta hace algunos años no se hablaba de eso. Y el resultado es inequívoco: muchos refugiados jóvenes, que están aquí sólo desde hace dos años, hablan alemán mejor que algunos inmigrantes que viven hace décadas.

¿Están bien preparadas las escuelas y el personal docente?

Depende del lugar donde esté la escuela. No hay un marco general válido para todas las escuelas. Las que están en centros urbanos y grandes ciudades tiene por lo general, pero no siempre, más experiencia con alumnos y alumnas no alemanes. En las zonas rurales, sin embargo, a veces se improvisa con algo de impotencia. Los docentes tienen poca experiencia con niños que no hablan alemán. Por eso la política tiene que ofrecer apoyo especial a los municipios con menos experiencia. Lo que sucede también es que en el campo sencillamente hay menos estructuras. Por ejemplo, es común que falten consejerías, escuelas de adultos, asociaciones.

¿Entonces le parecería mejor asentar a los refugiados sólo en grandes ciudades y centros urbanos?

Bueno, también en varias grandes ciudades las cosas funcionan mal y en no pocas regiones rurales funcionan bien. Depende sobre todo de las experiencias concretas con inmigrantes. Por eso sería bueno crear redes de cooperación entre los diversos municipios para que puedan intercambiar experiencias y ayudarse mutuamente.

¿Cómo se forman los docentes y el personal de la escuela?

Ahora hay una enorme cantidad de cursos de perfeccionamiento para docentes ofrecidos por los sindicatos del sector pedagógico. En algunos casos hay falta de formadores. Y por supuesto, todo tarda, porque Alemania empezó con la integración de refugiados en el sistema escolar de modo muy descoordinado. Pero hay que tener en cuenta que cuando en los años ochenta vinieron a Alemania muchos libaneses, no hubo para ellos obligación de asistir a la escuela y sólo en raras ocasiones se los estimuló a aprender alemán. Antes, a los niños que no hablaban alemán se los solía mandar directamente a una escuela especial. En consecuencia, la integración marchaba bastante mal. Hoy es distinto y eso da sus frutos. Según los informes de los maestros, los niños refugiados están muy motivados. Si el personal docente está sobreexigido, no es especialmente por estos alumnos y alumnas sino más bien debido a los cambios que surgen por las permanentes reformas de los planes de estudio y del sistema educativo y por la inclusión de alumnos y alumnas discapacitados.

En algunos países de los que vienen los refugiados la situación es tan precaria que muchos de ellos apenas tienen educación media o básica ¿El sistema educativo alemán tiene capacidad para acoger también a esas personas?

Por ahora no hay ningún plan destinado especialmente a ellos. Pero en las escuelas de doble jornada, que existen ahora a lo largo y ancho de todos los estados federados, los trabajadores sociales, psicólogos y maestros de educación especial pueden brindar una ayuda más amplia que antes. Me impresionó mucho la historia de un niño de trece años que no había asistido a la escuela varios años. Por sus conocimientos habría que haberlo puesto en segundo o tercer grado. Finalmente lo matricularon en séptimo, sigue estudiando alemán y está aliviado porque le reconocen su lengua materna, el árabe, como lengua extranjera. Hoy los pedagogos intentan observar a cada niño de modo individual y reflexionan con mucha prudencia acerca de si realmente es necesaria una escuela especial. Los niños refugiados deben ir a la escuela cuanto antes, y cuanto antes a una escuela regular.

¿La integración no se vincula también al hecho de si los padres de los niños refugiados tienen contacto con alemanes en su vida privada y de cómo se tratan los alumnos entre sí?

Los ámbitos exteriores a la escuela obviamente tienen un papel importante. Pero ahora casi todos los refugiados tienen el algún momento contactos con voluntarios y ese contacto es estrecho y bueno. Por eso, según mi opinión, el contacto entre los padres no es tan importante.

Un caso especial lo representan los niños traumatizados y angustiados. ¿Cómo se los aborda?

Si un joven refugiado está traumatizado es algo que por lo general se advierte el primer día de escuela. En las escuelas está el servicio de asesoramiento psicológico, pero casi nunca hay necesidad de una terapia. La mayoría de las veces basta con una cotidianidad que funcione: un día bien estructurado, el contacto interpersonal y la posibilidad de ser reconocido. Los maestros a menudo remiten todo los posibles problemas de conducta a un trauma… tal vez porque están sobreexigidos. El trauma es a menudo un prejuicio. La mayor carga que deben soportar los refugiados es en muchos casos el largo tiempo que deben esperar para tener una vida casi normal.
 

Prof. Dr. Aladin El-Mafaalani enseña e investiga en la Fachhochschule Münster sobre migración, integración, educación y juventud. Es, entre otros, miembro del Consejo de Migración, una asociación nacional de más de ciento treinta científicos y científicas cuya tarea principal es acompañar de modo crítico las políticas de migración e integración.

Top