Terézia Mora
Escapar de la alteridad

La autora y traductora Terézia Mora recibirá en 2018 el premio Georg-Büchner.
La autora y traductora Terézia Mora recibirá en 2018 el premio Georg-Büchner. | Foto (detalle): © picture alliance / Gregor Fischer / dpa

Abandonó los vientos de azúcar en polvo de la provincia húngara y logró convertirse en una escritora famosa: Terézia Mora habla de excluidos, buscadores, amantes. Y ahora es distinguida con el premio Georg-Büchner.

Para algunas personas su hogar no es un hogar. Parten en búsqueda de un sitio al que poder llegar y escapar de la alteridad. Huyen de lo insoportable. Terézia Mora sabe de esa huidas.

Nacida en Hungría, llegada a Berlín, Mora es una de las autoras más famosas de la literatura alemana actual. Escribe de modo impiadoso, apremiante, pero sin perder la empatía. La Academia Alemana de Lengua y Poesía considera que la escritura de Mora se sitúa entre "una actualidad extraordinaria y un lenguaje literario vivo" y le otorgará en otoño el premio Georg-Büchner, que con 50.000 dólares es la distinción literaria mejor dotada de Alemania.

Hoy, 2018, Terézia Mora tiene cuarenta y siete años. Está casada y es madre de una hija. Su camino comenzó en Sopron, una ciudad de sesenta mil habitantes de una región húngara que tiene el lírico nombre de Transdanubia Occidental. Sopron está en una punta del noroeste de Hungría, rodeada por Austria: Budapest está tres veces más lejos que Viena. Pero entre Austria y el hogar de Mora se extiende la Cortina de Hierro.

La familia de Mora es parte de una minoría germanoparlante. Ella crece hablando húngaro y alemán y, según cuenta, ya de niña toma la decisión de "no quedarse en el pueblo un día más de lo que la ley exige". En 1990, cuando Europa se transforma repentinamente, Mora se muda a Berlín y, siendo húngara de nacimiento, también allí es parte de una minoría. Estudia filología húngara y teoría teatral y asiste a la Academia Alemana de Cine y Televisión. Traduce del húngaro. Y comienza a escribir.

"Vientos de azúcar en polvo y asfalto derretido"

Nueve años más tarde publica su primer libro: la colección de cuentos Seltsame Materie (Materia extraña). La narración Der Fall Ophelia (El caso Ofelia) obtiene el premio Ingeborg Bachmann: Mora ha entrado en el negocio literario. El cuento premiado describe una niñez en el este: "Diez meses al año de lluvia constante, viento y olor a melaza y hollín industrial que cae sobre la ropa blanca. El resto, un verano blanco, vientos de azúcar en polvo y asfalto derretido". El texto también tematiza las barreras que trae consigo la pertenencia a un grupo que habla otra lengua: "La maestra acaba de explicar que quienes hablan como se habla en mi familia son fascistas". Ese estar-entre, que para una niña debe haber resultado una pesada carga, marcó a Mora y le dio su lengua. En cuanto a Europa Oriental, Mora dijo una vez que la llevaba en sus instintos.

Su obra está atravesada por imágenes de infancia de la provincia húngara y los tropiezos y afanes en una ciudad insondable, a la que Mora le dedica su primera novela: en 2001 aparece Alle Tage (Todos los días), la historia de Abel Nema, que huye de Europa Oriental a una ciudad alemana. Todavía tiene adherido el olor de la alteridad, opina su novia. Y esa alteridad parece impedirle al protagonista poder llegar verdaderamente alguna vez sea a una relación, a una ciudad, a un país, o a una sociedad. Por su parte, a Mora se le adhiere el éxito literario: la primera novela le da a la autora el premio de la Feria del Libro de Leipzig.

En 2009 aparece su siguiente obra: en Der einzige Mann auf dem Kontinent (El único hombre del continente) los lectores conocen a Darius Kopp. El poco heroico héroe creció en la RDA, es representante de una empresa informática estadounidense, está casado y –como todos– busca la felicidad. En este texto, Mora aborda las vanidades e incertidumbres de un hombre de mediana edad y los lectores tienen permitido oscilar entre el pudor y la compasión frente a ese siempre sudoroso Darius Kopp.

El premio a una "necrología virtuosa"

En Das Ungeheuer (El monstruo), la tercera novela de Mora, nos encontramos de nuevo con él. En el intervalo, la mujer de Kopp se ha quitado la vida, él ha perdido su trabajo y se lanza a una odisea por el este y el sur de Europa. Las páginas están divididas por una barra negra: la parte de arriba describe el derrotero de Darius Kopp por la vida; abajo están los apuntes de su mujer muerta, que tuvo que luchar contra el monstruo llamado depresión. Con este truco –ella lo llama "maniobra perturbadora"–, Mora separa el inframundo de la existencia terrenal. Se lo puede considerar artificial, pero la crítica se entusiasma con esta segunda parte de la trilogía, y concede a Mora en 2013, por esta "necrología estilísticamente virtuosa", el Premio Alemán del Libro.

Los personajes de Mora fracasan y vuelven a fracasar. Están solos y al intentar escapar de la alteridad se excluyen mucho más. Mora acompaña con imágenes iridiscentes y elegancia verbal a sus protagonistas que siempre están buscando una pertenencia. En su obra más reciente, el libro de cuentos Die Liebe unter Aliens (El amor entre extraterrestres) continúa esta lucha que ya había anunciado en su primera novela. "El pánico no es el estado de un hombre, es el estado del mundo", escribió allí a modo de máxima. Y el deseo de huir de ese estado es universal.

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