Fotoreportaje ¡Lucha Libre! El mundo de los superhéroes cotidianos
Aquí luchan superhéroes. Buenos contra malos, héroes honrados contra villanos tramposos. El público anima a sus favoritos y el árbitro está comprado. Fotos del mundo de la lucha libre.
La lucha libre es popular en toda Latinoamérica. Pero ante todo la lucha libre mexicana es mundialmente famosa. Su fundador fue Salvador Lutteroth González, quien en 1933 regresó emocionado a México después de conocer la lucha libre estadounidense en Texas, fundó la primera liga y creó a superhéroes y villanos. Las películas y la televisión hicieron su contribución y convirtieron la lucha libre en un espectáculo increíblemente popular.
La Arena Coliseo de Guadalajara hierve en medio de un ambiente festivo, de mercado popular, ya antes del inicio de los combates. Los luchadores enmascarados entran majestuosamente al ring, con capas colgando de sus hombros y gestos de orgullo. El público los aclama o los insulta. La gente silba y grita. Luego comienza todo: golpes contra el pecho a modo de provocación, un luchador agarra a su rival y lo lanza al suelo. El público alienta a los luchadores con coros y tambores, una banda toca música con trompetas y chicas con carteles anuncian el siguiente “round” en medio de gritos, silbidos y risas. A medida que transcurren los combates, la noche se vuelve más y más emocionante. Los luchadores pelean, hacen saltos increíbles, uno de ellos incluso sale volando del cuadrilátero. Los espectadores de las sillas más cercanas al ring saltan y se cubren la cabeza. La lucha continúa al lado del ring. El árbitro logra de algún modo que los luchadores regresen al cuadrilátero... Un fotoreportaje sobre el fantástico mundo de la lucha libre.
Foto: Lucy Libre
La gran entrada
Los luchadores son estrellas y verdaderos superhéroes populares. Antes y después de los combates, los aficionados les piden una foto o un autógrafo. Los vendedores ofrecen sus máscaras y sus camisetas. La entrada de los luchadores siempre está rodeada de emoción y suspenso. Cada uno de los luchadores tiene su propia canción de entrada. ¡Que comience el espectáculo!
Foto: Lucy Libre
Sangre Azteca sube al ring
La lucha libre ha sido copiada en muchos países y exportada como espectáculo de lucha desde México al mundo entero, ante todo a Japón, los Estados Unidos, España y Francia. Los estilos de lucha son muy diversos, y para presentarse como luchador se requiere un largo entrenamiento. El luchador mexicano “Sangre Azteca” entrena y lucha a menudo en Francia en el club APC Catch Nanterre.
Foto: Lucy Libre
¡Lo más cerca posible!
Ese es el sueño de cada joven aficionado. A veces es posible darle la mano a los luchadores desde las sillas que bordean el camino que lleva al ring. E incluso, en algunas arenas, el cuadrilátero está abierto para los niños durante las pausas entre los combates. Los pequeños corren a practicar las llaves y los gestos de sus superhéroes.
Foto: Lucy Libre
El rostro de los luchadores
Si bien no todos los luchadores usan una, las máscaras son una de las características más importantes de la lucha libre. Usualmente, la verdadera identidad no se revela en público. Ya en el camino hacia el ring, el luchador oculta su rostro. Y si un aficionado llegara a reconocer a uno de sus luchadores preferidos en un bar, jamás lo llamaría por su nombre artístico, sino probablemente lo invitaría a un trago con un silencioso gesto de respeto.
Foto: Lucy Libre
Esta llave lo hará caer
Las llaves que aplican los luchadores tienen su origen en la lucha clásica. Convertirse en un luchador en México exige un duro entrenamiento. Hay que entrenar durante varios años cinco días a la semana hasta poder subir al ring. Pues para ello se necesita resistencia, buena constitución muscular, acrobacia y las bases de la lucha clásica, así como llaves y movimientos establecidos. Antes de entrar a una liga es necesario tener una licencia.
Foto: Lucy Libre
Vuelos y saltos
Uno de los rasgos tradicionales de la lucha libre son las acrobacias. Los luchadores vuelan varios metros por el aire, hacen saltos y se paran de manos o se balancean sobre las cuerdas del ring. Cada luchador intenta, con humor y carisma, poner al público de su parte. Hay luchadores “técnicos”, que son los “buenos”, y “rudos”: los “malos”. El público se mueve febrilmente entre el bien y el mal y anima a los luchadores con gritos, tambores y silbidos.
Foto: Lucy Libre
En el suelo
Después de dar un salto espectacular fuera del cuadrilátero, el luchador Virgo voló hacia su rival con los brazos abiertos. Sin embargo, éste logró tirar a Virgo al suelo. Mientras que los otros luchadores luchan en el ring, Virgo tratar de volver en sí. Al público le fascinan los saltos fuera del ring y los combates inmediatamente anteriores a ellos. Pero en el cuadrilátero mismo solo se puede luchar según reglas estrictas.
Foto: Lucy Libre
Las luchadoras
Cuando Irma González, una de las luchadoras más famosas de la historia, hizo su debut en 1955, los combates entre mujeres eran prohibidos en las arenas principales. Irma y sus colegas luchaban en pequeñas arenas de barrio. La mayoría de los combates siguen siendo de hombres, pero la lucha entre damas es cada vez más popular. Las luchadoras entrenan junto a los hombres y reciben tanto golpes como ellos. En los combates flirtean con su feminidad, solo para saltarle un instante después a la rival sobre el pecho.
Foto: Lucy Libre
Emoción
Desde el público se expresan a gritos emociones que normalmente se mantendrían reprimidas. Pero a pesar de las groserías y las maldiciones, aquí también se pone en evidencia el gran humor de los mexicanos. El público no podría ser más variado: abuelas con sus nietos, parejas, grupos de amigos y aficionados que desde hace años no se pierden ni un combate. Y los hay ricos, pobres, jóvenes y viejos, chabacanos, arrogantes y normales, y de vez en cuando también grupos de turistas.
Foto: Lucy Libre
¡Mascaraaas!
Los vendedores se reúnen junto a las entradas a las arenas con máscaras, camisetas y otros artículos típicos de la lucha libre. También es posible comprar tacos y otras cosas para comer. En las graderías, los vendedores caminan de un sitio a otro y ofrecen las máscaras a gritos, así como bebidas y bocadillos. Las tortas mexicanas, las palomitas de maíz y una buena cerveza son esenciales para disfrutar el espectáculo.
Foto: Lucy Libre
La Arena Coliseo Guadalajara
En cada ciudad mexicana hay una arena en la que se celebran cada semana uno o dos combates. También en poblaciones más pequeñas y a las afueras de las ciudades hay arenas. Éstas muchas veces consisten solo de un ring bajo un techo de latón o un toldo, con sillas plegables alrededor. En las fiestas de los pueblos muchas veces ni siquiera hay sillas. Lo cual no significa que en estos lugares no luchen luchadores famosos. También las grandes estrellas son cercanas al público y son, así, verdaderos superhéroes populares.