Conversación con Marcio Black
“Todo régimen autoritario opera en la desinformación”

Site Tramas

El politólogo afirma que uno de los grandes desafíos de Brasil actualmente consiste en recuperar la creencia en la democracia, algo que va mucho más allá de la política institucional: “La democracia es la manera de relacionarme con mi compañera, con mis amigos y con mis vecinos”

De Ana Paula Orlandi

Nacido y criado en el barrio de Jardim d´Abril, en la periferia de la ciudad de Osasco (São Paulo), Marcio Ferreira es doctor en Ciencia Política por la Universidad de São Paulo y especialista en políticas públicas con enfoque en seguridad pública por la Universidad de Zúrich. Conocido por el sobrenombre de Márcio Black, fue uno de los fundadores de la Bancada Activista, un movimiento favorable a la renovación política en el Poder Legislativo de Brasil que surgió en el año 2016. 

Actualmente es coordinador del programa Democracia y Ciudadanía Activa de la fundación Tide Setubal, creado en enero de 2020. “La idea es atomizar la idea de cultura democrática en las periferias urbanas”, explica. “Pretendemos fomentar y fortalecer la acción de los agentes que trabajan políticamente y en los territorios, ya sea de aquellos que tengan interés en disputar espacios institucionales en el Legislativo o incluso de quienes deseen actuar como líderes comunitarios”.

Como primera acción, el programa es uno de los mentores del curso online gratuito intitulado El derecho a la ciudad y las elecciones de 2020, dictado en colaboración con otras instituciones. “Uno de los objetivos del mismo consiste en inspirar y favorecer vía internet el encuentro de candidaturas que debatan temas tales como género, raza, disminución de las desigualdades y desarrollo urbano sostenible”, explica Marcio Black a continuación.
 
Entre los problemas acuciantes que ha generado el mundo virtual se encuentran la propagación de fake news y la creación de grupos autocentrados en burbujas, algo va en detrimento de la empatía y del compartir ideas entre diferentes. ¿Cómo está impactando esto entre los habitantes de las periferias urbanas?  

El impacto de las redes sociales en un país como Brasil es más perjudicial que en los países tenidos como desarrollados. Aquí tenemos una serie de problemas estructurales tales como la desigualdad social y la falta de acceso a la educación. Cuando dirigimos la mirada hacia el Índice de Analfabetismo Funcional, se siente la dimensión del problema. De acuerdo con el mismo, tan solo el 12% de la población brasileña es capaz en lengua portuguesa, es decir que logra comunicarse plenamente en portugués. La inmensa mayoría no logra entender qué está leyendo, y eso cuando sabe leer. Entonces ocurre esa locura que vivimos en este momento, con gente creyendo en todo tipo de fake news sin ningún cuestionamiento, por ejemplo. Pero esto, tal como lo sabemos, no está presente únicamente en la periferia. 

¿Cuál es la salida?

Me parece que es muy difícil revertir este cuadro en el mundo virtual sin antes reestructurar socialmente el país en el mundo real. Y esto pasa por el fortalecimiento de la democracia. 

¿Internet amenaza a la democracia?

La estorba. Genera mucho ruido y desinformación. Los chismes y las difamaciones siempre existieron, pero ahora se han amplificado. Debemos estar atentos, pues todo régimen autoritario opera en la mentira, en la desinformación. Noto también que la gente en la actualidad se resiente por carecer de espacios de escucha y de diálogo. No los encuentran en las redes, donde se habla mucho y se escucha poco. Asimismo, solamente escuchamos lo que queremos escuchar y cancelamos a quienes piensan distinto que nosotros. Y así perdemos la capacidad de convivir con la diferencia. Y la democracia es eso. 

¿La población periférica aún cree en el ideal de la democracia?

Al igual que cualquier valor, la democracia está orientada por la confianza, y siento que la gente en Brasil ha perdido la confianza en aquello a lo que se le dice democracia desde el sentido común, que es la política institucional. Este descrédito se ha producido por una serie de motivos, tales como la corrupción y la desigualdad gigantesca que impera en el país. Pero la democracia es mucho más que esto: es la forma de relacionarme con mi compañera, con mis amigos y con mis vecinos. 

El desafío consiste en hacer que la gente vuelva a creer en la democracia. Es un ejercicio que estimo posible, sobre todo cuando veo experiencias como la de Paraisópolis, la mayor favela de São Paulo, en donde los líderes comunitarios se organizaron para combatir la propagación del coronavirus mediante la distribución de mascarillas y artículos de higiene, aparte de minimizar el impacto económico de la pandemia sobre la vida de las familias mediante la entrega de canastas básicas. 

No podemos perder de vista la vocación que tienen las periferias urbanas para el trabajo comunitario. Crecí en una favela y viví hasta los 15 años de edad en una casa sin agua corriente ni electricidad o alcantarillado. La situación recién cambió cuando los líderes comunitarios se unieron y presionaron al poder público. El tema es que esos liderazgos comunitarios son en su mayoría mujeres, que no logran ser electas en el legislativo a causa del machismo y del racismo, entre otros obstáculos. Tal como sabemos, el pensamiento que no reconoce la lucha de las mujeres y los negros es estructural e histórico en Brasil. La tendencia aquí indica que los partidos priorizan candidaturas de hombres blancos de clase media. 

¿De qué manera el curso “El derecho a la ciudad y las elecciones 2020” puede contribuir para modificar este panorama?

En un marco de pandemia, ese contexto de desigualdad social, de género y de raza se ve agravado. Los candidatos con recursos económicos ya están en campaña, mientras que los candidatos periféricos deben preocuparse con la supervivencia. Cuando son líderes comunitarios, también se encuentran trabajando agotadoramente en los territorios a causa de los problemas provocados por el covid-19. En suma, no les queda tiempo para hacer la previa de la campaña ni para desarrollar sus programas. 

En este curso estarán reunidos expertos de diversos lugares de Brasil y los alumnos tendrá acceso a los contenidos, de manera tal que puedan formular programas de gobierno conectados con el derecho a la ciudad. Uno de los objetivos del curso consiste en inspirar y favorecer vía internet el encuentro de candidaturas que discutan temas tales como género, raza, disminución de las desigualdades y desarrollo urbano sostenible. Hay incluso excelentes ejemplos de candidaturas así que han ganado en las elecciones durante los últimos años y que están en actividad en el país, tales como los movimientos Muchas, de Belo Horizonte, y Juntas, de Recife. Son ideas que deben atomizarse y, en el caso del curso, con la ayuda de internet.

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