100 años de la Bauhaus Ocho cosas que hay que saber sobre la Bauhaus
Diseño sobrio, simplicidad y eficiencia: cómo la Bauhaus quiso cambiar la vida.
De Nadine Berghausen
La utopía del Hombre Nuevo
Promover la comunidad a través del arte: ese era ni más ni menos el objetivo declarado de la Bauhaus. No se subestimaban: la Bauhaus soñaba con poder servir al Hombre Nuevo mediante el arte aplicado. Para el fundador y primer director de la Bauhaus, Walter Gropius, esto significaba, entre otras cosas, unir estrechamente entre sí diferentes disciplinas del arte y la artesanía. Los objetos proyectados debían estar sujetos a procesos de producción de tal modo que se pudieran fabricar rápido y a bajo costo. El diseño de calidad debía volver a ser accesible en una Alemania cuya economía estaba por el piso después de la Primera Guerra Mundial.
El espíritu de la Bauhaus
Puede sonar a una pacífica comunidad de artistas: como si un famoso diseñador gráfico, un arquitecto, un diseñador de ropa, un Dj, un artista performático y un fotógrafo se reunieran hoy en una escuela de arte en un lugar muy apartado y allí vivieran con recursos financieros limitados y enseñaran y desarrollaran nuevas ideas para una sociedad mejor. Sin embargo, la realidad de Weimar estaba muy lejos de ser la de una pacífica comunidad creativa. "No estábamos de acuerdo en nada", comentó alguna vez el pintor Josef Albers. "Si Vasili Kandinski decía 'sí', yo decía 'no', y cuando él decía 'no' yo decía 'sí'." Este desorden artístico era justamente lo que quería Gropius para su escuela: "¡el objetivo de la bauhaus no es precisamente ningún estilo, ningún sistema, ningún dogma o canon, ninguna receta y ninguna moda! ¡estará viva mientras no se quede en la forma y busque detrás de la forma cambiante el fluido de la vida!"
De la revolución de diseño a la escuela de arquitectura
La primera estación de la Bauhaus en Weimar estuvo marcada por la atmósfera de quiebre e impulso de acción. Gropius intentó aunar ideas y construir talleres. Pero si en Weimar todavía se experimentaba con teorías, en Dessau, el segundo director, Hannes Meyer, suprimió los gastos en este campo. No había dinero para reflexiones sobre los colores y las formas básicas, el acento debía estar puesto en la construcción de una arquitectura social . Meyer hablaba de una "proletarización" de la Bauhaus. Bajo la dirección del último director, Ludwig Mies van der Rohe, en Berlín, se rompió definitivamente con la idea original de producir efectos de sinergia entre las disciplinas artísticas. La Bauhaus se convirtió en escuela de arquitectura.
escribir en minúscula
La identidad corporativa ya existía en tiempos de la Bauhaus. Sencillos y eficientes era no sólo el diseño de las viviendas y objetos sino también el de los tipos de imprenta. En 1925 Herbert Bayer, joven director del taller de imprenta y publicidad de Dessau, abogó de modo consecuente por la escritura en minúscula. ¿Por qué? Administración del tiempo. En todos los encabezamientos de las cartas se imprimía : "escribimos todo en minúscula porque así ahorramos tiempo. además, ¿para qué tener dos alfabetos si con uno se consigue lo mismo? ¿por qué escribir en mayúscula si no podemos hablar en mayúscula?" Atentar adrede contra la ortografía vigente se consideraba un signo de modernidad. Pero este paso también tuvo consecuencias políticas: las autoridades municipales destruían sin más las cartas que tenían destinatario "Bauhaus de Dessau" y estaban escritas en minúscula. Se temía el potencial comunista de los supuestamente politizados Bauhäusler.
Mujeres en la Bauhaus
Algo que sorprendió a Gropius fue que las mujeres se interesaron por la escuela en igual número que los hombres. Sobre la base de la nueva constitución de la República de Weimar, que les garantizaba libertad de aprendizaje irrestricta, también las mujeres recibieron plazas en la escuela de arte. Sin embargo, les hicieron la vida imposible. Cada vez que se podía, las estudiantes eran confinadas al taller textil. Así se burlaba el maestro de muralismo de la Bauhaus, Oskar Schlemmer: "Donde hay lana, hay una mujer tejiendo, incluso como pasatiempo".
Fiestas de disfraces delirantes
Se equivoca quien crea que la Bauhaus era un tesoro de vanguardistas serios que sólo tenían en la cabeza formas geométricas y fórmulas abstractas. La Bauhaus causó revuelo no sólo con su diseño sencillo y a la vez revolucionario sino también con sus legendarias fiestas temáticas y de disfraces así como con sus veladas de danza y de teatro. Se pasaban semanas enteras trabajando en vestidos extravagantes y confeccionando pelucas. Se pusieron en escena piezas como el Figurale Kabinett (Gabinete de las figuras), una parodia del progreso y la técnica, o el Triadische Ballett (Ballet triádico), una mezcla grotesca de danza, drama y pantomima. Tanto en Weimar como en Dessau y Berlín, la severidad del estilo fue solo un aspecto de la Bauhaus.
Burla
No pasó mucho tiempo hasta que los Bauhäusler debieron soportar la burla por sus ideas inusuales y el modo en que rompían con la tradición. El filósofo Theodor W. Adorno llamó a las casas de techo plano "latas de conserva"; el pintor holandés Theo van Doesburg bromeó diciendo que la Bauhaus diseñaba "confituras expresionistas" y el filósofo Ernst Bloch sencillamente consideraba su arte "falto de historia". Probablemente en esta malicia puede reconocerse parte del éxito de la escuela.
Sectas en la Bauhaus
El pintor y pedagogo progresista Johannes Itten, que entró en la Bauhaus como docente en 1919, asumió el papel de maestro zen poseedor de un halo esotérico. Adorado fervientemente por sus alumnos, íntimamente odiado por sus adversarios, introdujo la doctrina de la secta mazdaznan dentro y alrededor de la escuela. Las prácticas de las sectas incluían el vegetarianismo, el ayuno, educación sexual y respiratoria. También sus métodos de enseñanza causaban revuelo: eran cotidianos los ejercicios gimnásticos y de respiración así como los arranques de furia del maestro cuando los alumnos no hacían lo que él quería. Itten abandonó la Bauhaus en 1923 después de una pelea con Gropius. Otra vez, es el maestro Schlemmer quien aporta una observación filosa: "Para Itten y su círculo era más importante meditar y hacer rituales que trabajar".