Kraftwerk
Los pioneros del electropop
Kraftwerk es sin lugar a duda la aportación alemana más significativa a la historia global del pop. Hay quienes afirman incluso que su importancia sería mayor a la de los Beatles.
Algunas veces sucede que el pasado es de pronto rebasado por el presente. Así como en el año 2018, cuando Kraftwerk ganó el primer Grammy en su larga trayectoria. Pero no es que el premio musical más importante del mundo no hubiera reconocido ya antes a los pioneros de la música pop electrónica: En 2014 Kraftwerk había sido premiado por su obra entera. Un año después se incluyó Autobahn, el legendario cuarto álbum del grupo musical de Düsseldorf, en el Hall of Fame, el salón de la fama de los Grammy.
No obstante, transcurrió nada menos que medio siglo desde aquel histórico año de 1968, en el que Ralf Hütter y Florian Schneider se conocieron y crearon Kraftwerk, hasta que de hecho la banda debiera ganar un verdadero Grammy reciente. 3-D The Catalogue, como encontró el jurado del Grammy en el año de 2018, es el mejor álbum de dance/electronic. Con ello Kraftwerk se impuso frente a competidores como Bonobo o Mura Masa, quienes incluso no habían nacido aún cuando los de Düsseldorf ya estaban haciendo historia.
Iniciadores de una nueva corriente musical
El grupo definitivamente ha escrito historia – Hütter, nacido en 1946, sus cambiantes compañeros de batalla y sus grabaciones en el legendario estudio Kling-Klang. Kraftwerk es sin lugar a duda la contribución más importante que Alemania ha hecho a la historia de la música pop. O incluso tal vez más. Paul Morley, él mismo crítico revolucionario del pop, creador de sellos y seguidor declarado de Kraftwerk, considera al grupo incluso “más importante, atractivo e influyente de lo que alguna vez lo fueron los Beatles”.
Una declaración que en todo caso puede ponerse a discusión. Ya que con seguridad fueron los Beatles la banda comercial más exitosa. Pero la afirmación de que Kraftwerk habría tenido una mayor influencia en el curso de la historia musical es completamente sostenible. Después de todo se puede señalar a los de Düsseldorf no únicamente como iniciadores del techno – sus beats tuvieron influencia en otros géneros: El estilo totalmente único de Kraftwerk inspiró e influyó a músicos y bandas como Depeche Mode, David Bowie, New Order y Rammstein. Y cuando empezó el rap a principios de los años ochenta, no fue el precursor del hip-hop de Nueva York Afrika Babaataaa el único que hurgó entre las canciones de Kraftwerk en busca de beats apropiados para utilizarlos en sus propias pistas. Lo mismo se repitió pocos años más tarde en Detroit cuando unos astutos DJs extrajeron de las grabaciones de Kraftwerk sus ritmos industriales. Hoy dominan en las listas de éxitos musicales el techno, el rap y sus subgéneros, y los inventores del hip-hop y del techno no se cansan de elogiar las aportaciones de los pioneros de Kraftwerk. Incluso los integrantes de la banda de rock comercial Coldplay se dieron a conocer hace pocos años como admiradores de Kraftwerk, al emplear como motivo central de su éxito Talk un riff del éxito de Kraftwerk Computerliebe.
Desde hace mucho Kraftwerk no es ya un productor de tendencias musicales, pero a cambio se han convertido en una institución. Son raras las nuevas grabaciones, pero el legado es administrado de forma sistemática y competente. De forma entregada y con mucho secreteo Hütter cultiva el mito propio. Apenas hay entrevistas, ningún detalle de la vida privada, sólo algunas pocas pero cuidadosamente presentadas fotos, ninguna colaboración – ni siquiera con Michael Jackson, de quien, en el punto más alto de su fama en los ochenta, se dice que habría tenido interés.
“Somos robots“
Una colaboración con el rey del pop probablemente hubiera hecho estallar las ganancias de Kraftwerk. Pero ya no eran en ese entonces un acto pop sino una obra de arte completa que indagaba en la intersección entre el ser humano y la técnica moderna. Los integrantes de Kraftwerk no se veían únicamente como músicos. Los visuales, la personificación y la filosofía eran de igual importancia, y la referencia al arte conceptual era su línea. Sólo el haber dejado entrar en su trabajo ideas y métodos del dadaísmo, el constructivismo y la Bauhaus debería asegurarles un lugar en la historia del arte.
De forma consecuente, Kraftwerk ya no aparece entretanto sólo en las salas de concierto habituales sino con más frecuencia en festivales de arte como el Ars Electronica en Linz (1993) o en museos como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (2012), o en la Nueva Galería Nacional de Berlín (2015).
La idea subyacente en la obra de arte completa de Kraftwerk se encuentra mejor resguardada en salas de arte: La metamorfosis entre ser humano y máquina, todavía una utopía en los inicios de la banda, se ha vuelto entretanto realidad gracias al desarrollo tecnológico. Si en un principio los ritmos industriales provenían todavía de la batería, hoy los integrantes de Kraftwerk se hacen sustituir momentáneamente por maniquís y robots – también sobre el escenario. Kraftwerk – o mejor dicho su obra, detrás de la cual las personas han desaparecido desde hace mucho – es más actual que nunca.