Literatura infantil y juvenil
¿Eres lo que lees?
Se supone que la literatura infantil y juvenil debe abrir un mundo de posibilidades y transmitir ideales, normas y valores de acuerdo con el espíritu de la época. Pero, ¿cuándo sobrepasa el límite? A lo largo de la historia, siempre hubo libros que se reinterpretaron una y otra vez al servicio de una ideología o que directamente tuvieron la intención de orientar a sus jóvenes lectores y lectoras en determinada dirección política.
“Los libros infantiles son la base de cualquier democracia. Si queremos que nuestros niños se conviertan en ciudadanos responsables, casi nada es tan importante como los buenos libros”. Entrevistado por el semanario, Die Zeit, el nieto de Astrid Lindgren, Olle Nyman, habló de la herencia literaria de su abuela y de la posición y el papel de la literatura infantil. La ocasión se dio no precisamente por la celebración de un aniversario sino por el hecho de que en verano de 2019 algunos políticos suecos de derecho se remitieron a las obras de Lindgren.
Olly Nyman, director de la Astrid Lindgren Company, que administra la herencia de la escritora, se declarado en contra de la instrumentalización de los textos de su abuela. El hecho de que políticos de derecha se apropien de algunos personajes populares de Lindgren resulta tanto más desconcertante cuanto que, en vida, la autora defendió de modo abierto y vehemente una convivencia pacífica, tolerante e igualitaria. Pero este no es un ejemplo aislado; la literatura infantil y juvenil es puesta una y otra vez al servicio de ideas e ideales políticos, religiosos o sociales, sea mediante la reinterpretación, como en el caso interior, o cuando conscientemente se la produce para que se inscriba en o se adecúe a determinados contextos.
La mirada atrás
Si se observa la historia de la literatura infantil y juvenil alemana, no es necesario irse muy atrás para encontrar tales ejemplos de tal apropiación... desde diferentes orientaciones y bajo diferentes signos. La literatura infantil y juvenil actual apuesta en su mayoría al entretenimiento diverso y de calidad estética en todos los géneros, pero también desea ayudar a que los niños y jóvenes se conviertan en personas abiertas, independientes, autónomas y seguras de sí mismas. Un propósito que no podría haber sido admitido ni en los inicios de la RDA ni bajo el régimen nazi.
Con trasfondos y objetivos enteramente distintos en lo ideológico, en ambos casos se produjo una homogenización, es decir, una orientación ideológicamente unitaria del mercado del libro, que sólo toleraba pocas excepciones: si desde que los nacionalsocialistas tomaron el poder en 1933 la orientación ideológica y la censura de la literatura infantil y juvenil tenían como objetivo una educación literaria al servicio de la comunidad del pueblo, de la guerra y de la obediencia total, los libros infantiles y juveniles que se publicaron después de la Segunda Guerra Mundial en la antigua RDA servían sobre todo para educar de modo sistemático a la personas como buenos socialistas..
Las ideas e ideologías que sirvieron de base en estos dos casos ya se encontraban en la literatura infantil de la República de Weimar y del Imperio Alemán, pero en esa época eran sólo facetas de un mercado editorial muy heterogéneo y diverso. Si ya desde mediados del siglo XIX las novelas históricas a menudo estaban al servicio de la educación patriótica y de la unificación ideológica para los conflictos bélicos y propagaban con tonos o matices chauvinistas posiciones belicistas, a comienzos del siglo XX surgió –como consecuencia del movimiento reformista del cambio de siglo– una literatura infantil y juvenil que tematizaba ideales como fraternidad, solidaridad y amor proletario a la libertad.
Ideal y manipulación
La mirada al pasado muestra claramente lo difusos que resultan en algunos casos los límites entre ideal e ideologización, y que a menudo es difícil o imposible llegar a afirmaciones generales. Por eso vale la pena no perder de vista y observar críticamente la evolución de la literatura infantil y juvenil, también en aquellos casos alejados del mainstream y las tendencias actuales.
La mirada retrospectiva nos muestra el largo camino que ha recorrido desde sus inicios la literatura infantil y juvenil. Los cambios que experimentó con el correr de los siglos de acuerdo al espíritu de época y las ideas pedagógicas, sociales, políticas y también artísticas, hasta convertirse en una literatura abierta y variada tal como se presenta hoy en la mayoría de los casos y tal como la describe Olle Nyman. De modo general, puede decirse que la tolerancia, la convivencia, la solidaridad, la emancipación, la valentía y el cuestionamiento crítico son los temas y valores fundamentales que caracterizan a los textos infantiles y juveniles de la actualidad..