Miguel Covarrubias y el Renacimiento de Harlem
El mexicano que "descubrió" a los negros en los Estados Unidos

Rassismus – Der mexikanische Maler, Karikaturist, Ethnologe und Kunsthistoriker Miguel Covarrubias bei der Arbeit.
El pintor, caricaturista, etnólogo e historiador de arte mexicano Miguel Covarrubias durante su trabajo. | Foto (Detail): © D.R. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México

Fue la primera vez que se mostraron afroamericanos en una de las revistas más respetadas de los EE.UU., en una época en que la segregación racial todavía existía allí. Las ilustraciones fueron aportadas por Miguel Covarrubias.

De Veka Duncan

En 1924, José Juan Tablada publicó una columna en el diario El Universal en la que aseguraba que Miguel Covarrubias era “el hombre que descubrió a los negros en Estados Unidos”, el primero en ver “la belleza donde nadie la había visto”. Ese año, la revista Vanity Fair publicó una serie de ilustraciones de Covarrubias sobre los afroamericanos de Harlem; fue la primera vez que un afroamericano apareció en las páginas de la revista. Miguel Covarrubias era un joven ilustrador mexicano de 20 años, que se encontraba en Nueva York gracias a una beca otorgada por el gobierno de México. La presencia del “Chamaco” – como se le conocería debido a su juventud – coincidió con la de un destacado grupo de intelectuales y artistas mexicanos en aquella emblemática ciudad estadunidense y, al mismo tiempo, con el nacimiento de un movimiento que reivindicaba la cultura afroamericana a través de la literatura y el arte: el Harlem Renaissance, o renacimiento de Harlem.

  • Rassismus – Karikatur für das Magazin „Vanity Fair“, gemalt von Miguel Covarrubias © picture alliance / The Advertising Archives

    Caricatura para la revista "Vanity Fair", pintada por Miguel Covarrubias

  • Rassismus – Titelbild für das Magazin „Vanity Fair“ mit Karikatur von Miguel Covarrubias © picture alliance / The Advertising Archives

    Portada de la revista "Vanity Fair" con una caricatura de Miguel Covarrubias

  • Rassismus – Straßenkämpfe zwischen Schwarzen und der Polizei in Harlem, New York, 1935. Anlass war ein Gerücht, dass ein Schwarzer an Misshandlungen durch die Polizei gestorben sei, die Straßenkämpfe forderten 21 Todesopfer. © picture-alliance / akg-images

    Peleas callejeras entre negros y la policía en Harlem, Nueva York, 1935, desencadenadas por el rumor de que un hombre negro había muerto a causa de los malos tratos de la policía, las peleas callejeras cobraron 21 vidas.

  • Rassismus – Motelmanager James Brock, rechts, hält Martin Luther King, links, und Pfarrer Ralph Abernathy am 12. Juni 1964 an der Tür des Motelrestaurants in St. Augustine, Florida, an, als sie versuchten, mit einer Gruppe zum Mittagessen einzutreten. Die Integrationisten wurden verhaftet, als sie sich weigerten, das Gelände zu verlassen. © picture alliance / AP Images

    El gerente de motel James Brock, a la derecha, para a Martin Luther King, a la izquierda, y al reverendo Ralph Abernathy en la puerta del restaurante del motel en St. Augustine, Florida, el 12 de junio de 1964, cuando trataron de entrar con un grupo para almorzar. Los integracionistas fueron arrestados cuando se negaron a abandonar el recinto.

  • Rassismus – Bar nur für Farbige in Harlem, New York, um 1935 © picture-alliance / IMAGNO/Austrian Archives

    Un bar sólo para gente negra en Harlem, Nueva York, alrededor de 1935

  • Rassismus – Malcolm X spricht bei einer Kundgebung im Freien in Harlem 1963 © picture alliance / Everett Collection

    Malcolm X habla en un mitin al aire libre en Harlem 1963

  • Rassismus – Separater Eingang für Farbige in einem Paramount-Kino, USA 1930, Foto digital koloriert © picture alliance / akg-images

    Entrada separada para gente de color en un cine de la Paramount, EE.UU. 1930, foto digitalmente coloreada

Titulada “Enter the New Negro”, aquella colaboración en Vanity Fair tuvo un fuerte impacto en la imagen del afroamericano moderno y, por consecuencia, en el impulso y difusión de las ideas del Harlem Renaissance. A su vez, jugaría un papel fundamental en el reconocimiento de la cultura afroamericana entre las clases medias y altas – y blancas – de Estados Unidos, quienes consumían esas revistas. La construcción de este “nuevo negro” era una de las luchas centrales del movimiento de Harlem, rechazando los estereotipos que circulaban en la cultura visual de la época. A través de la literatura, principalmente, pero también del teatro, las artes visuales y la música, este grupo peleaba por ocupar nuevos espacios en el campo cultural e impulsaba una nueva imagen de sí mismos. Las ilustraciones de Covarrubias fueron generalmente bien recibidas por la comunidad afroamericana de Harlem, quienes también se autodenominaba a sí mismos como el “New Negro Movement” (Movimiento del Nuevo Negro), pues en principio suponían la incorporación de esta nueva identidad en la cultura dominante. Sin embargo, al observarlas, es innegable que, a través de los trazos de Covarrubias, esa imagen se construía a partir de las expectativas de la élite blanca.

Covarrubias  „Nuevo negro“

Una vez superado el shock inicial que debió suponer ver a un grupo de afroamericanos representado a doble página en una de las publicaciones más prestigiadas de Estados Unidos, un país en el que aún existía la segregación racial, ese “nuevo negro” de Covarrubias debió inspirar suspiros de alivio entre la élite blanca; a sus ojos, ya no era el noble salvaje, domesticado a través del trabajo forzado en el campo, sino un individuo educado y sofisticado, con talentos artísticos y vestido a la última moda. El título que acompañaba las caricaturas destacaba precisamente esto: el “nuevo negro” había dejado atrás al de los plantíos de algodón, al que tocaba el banyo y cantaba canciones de esclavos; este nuevo negro era tan “actual como tu propio vecino”1, un ente urbano que había dejado atrás su pasado rural.
 
A pesar de estar atravesadas por conceptos que la élite estadunidense consideraba aceptables, las caricaturas de Covarrubias no dejan de ser profundamente subversivas en su contexto. Acompañadas por textos de Eric Walrond, escritor afrocaribeño, que resaltaban el caló de Harlem, aquellas páginas debieron levantar más de una ceja. Además, habían sido creadas por un mexicano. Acostumbrados a ser los observados, el grupo de mexicanos en Nueva York ahora subvertía la mirada del viajero, revirtiendo así procesos de siglos atrás en los que los mexicanos eran el otro al cual comprender.

A través de la columna “Nueva York de Día y de Noche” de José Juan Tablada, ahora era un mexicano quien hacía crónica de viaje como las que antaño escribían los exploradores europeos, aprehendiendo un mundo que le resultaba totalmente ajeno a través de su pluma. Sus impresiones de Nueva York debieron ser relatos fascinantes para sus lectores en México, para quienes Manhattan se presentaba como sinónimo de modernidad, pero también eran una declaración para Occidente: ahora somos nosotros quienes les observamos, tratando de entender sus raras costumbres y creencias. Ha llegado un nuevo mexicano.

Tan "real como tu vecino"

En este sentido, las búsquedas del movimiento mexicano en Nueva York – que tenía sus propios elementos de vanguardia – y el del Harlem Renaissance no eran tan distintas, de manera que lo que las ilustraciones y caricaturas de Covarrubias pone de relieve es el cruce de miradas de dos grupos minoritarios e históricamente colonizados. Si bien la mirada de Covarrubias no deja de estar atravesada por estereotipos raciales, quizá reconocía en las expectativas en torno a los afroamericanos el exotismo que también era explotado para el consumo Europeo y anglosajón en torno a “lo mexicano”.

Sin embargo, inadvertidamente o no, Covarrubias jugó un papel importante en reforzar esos estereotipos. Su trabajo vincula al afroamericano con la danza y la música, cumpliendo así un deseo profundamente enraizado en la visión blanca del afroamericano1. Diversos investigadores que se han dedicado a estudiar el trabajo de Covarrubias también han destacado en este sentido que esta representación coincide con los propios intereses del ilustrador, quien dejó un importante legado en el estudio de la danza, pero no por eso sus caricaturas dejan de ser racistas; al relacionar a los afroamericanos con el ámbito de la música y el espectáculo, los presenta como una comunidad que habita la noche, entre el vicio y la sexualidad.
 
Podemos excusar el trabajo de Covarrubias en Vanity Fair desde todos los ángulos posibles – como su interés antropológico, la mirada satírica propia del caricaturista, la admiración a su trabajo por parte de las figuras más destacadas del Harlem Renaissance, su rescate de esa “belleza que nadie había visto” y posterior reconocimiento entre los lectores blancos de la revista – pero no podemos negar que la misma exageración de los rasgos étnicos que muestra Covarrubias devendría en expresiones profundamente racistas, como el “blackface”, o que la sensualidad de sus personajes sigue marcando nuestro imaginario del afroamericano – y afrocaribeño – como inherentemente sensual, resultando en la objetualización de sus cuerpos en la cultura visual dominante. Finalmente, Covarrubias dibujaba un mundo que, a pesar de su admiración, le era ajeno y esa otredad quedó patente en su trabajo para Vanity Fair, atravesado también por el racismo que los mexicanos no nos atrevemos a aceptar.
 
 

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