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El neandertal que llevamos dentro
Cuando el «humano moderno» coloniza Europa y Asia desde África, se encuentra con las otras formas humanas que vivían allí en ese momento.
En algunas regiones, estos parientes cercanos conviven durante mucho tiempo, y se ha demostrado que tienen hijos juntos. Algunos de los genes que el Homo sapiens recibe de los neandertales y los denisovanos en el proceso resultan ser muy útiles y permanecen hasta hoy.
Dos ejemplos: una de cada tres mujeres en Europa tiene hoy una forma genética del receptor de la hormona progesterona que procede de los neandertales. Estas mujeres tienen menos abortos espontáneos y, por tanto, más hijos de media. Los habitantes del Tíbet han heredado una variante genética especial de los denisovanos. Limita el contenido de hemoglobina en la sangre y, por lo tanto, hace posible la vida en las altitudes extremas con poco oxígeno.
El lenguaje de los neandertales
Hoy en día, los científicos suponen que los neandertales también eran capaces de hablar. Al menos tienen los requisitos anatómicos para ello: el análisis de un pequeño hueso de 60 000 años de antigüedad muestra que el hueso hioides de los neandertales tiene una forma similar a la de los humanos modernos. Y muchos tendones y ligamentos se unen al hueso hioides, que aseguran la movilidad de la lengua. Los genes necesarios para el habla también están presentes en los neandertales. En cualquier caso, los neandertales pueden transmitir conocimientos complejos a sus congéneres. Así lo demuestran muchas de sus habilidades, por ejemplo, la fabricación de herramientas finamente elaboradas, el uso del fuego o la caza conjunta de grandes animales.
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La anatomía del hueso hioides (en rojo) desempeña un papel importante en el habla.
Los primeros artistas
Durante mucho tiempo, los neandertales han sido considerados torpes y poco inteligentes, quizá por tener una complexión más tosca en comparación con el Homo sapiens. Pero no solo el «humano moderno» puede pensar de forma abstracta y crear obras de arte; hace más de 64 000 años, los neandertales ya pintaban cuevas en lo que hoy es España. Este arte hecho con pigmentos rojos y negros consiste en líneas, puntos, discos y huellas de manos. Para ello, los creadores de estas obras de arte tienen que planificar una fuente de luz, mezclar pigmentos de color y seleccionar una pared adecuada. La capacidad de pensar de forma abstracta y crear obras de arte se ha atribuido durante mucho tiempo solo al «humano moderno». Ahora sabemos que los neandertales también podían hacerlo.
Esta huella de mano de un neandertal en la cueva de Maltravieso, en el oeste de España, tiene unos 66 000 años de antigüedad y, por tanto, es al menos 20 000 años más antigua que los primeros rastros de «humanos modernos» (Homo sapiens) en Europa.
Un nuevo pariente
Una pequeña parte de un hueso del dedo causa sensación en la comunidad científica en 2010. Johannes Krause y Svante Pääbo secuencian el ADN de un diminuto trozo de hueso de dedo de entre 70 000 y 80 000 años de antigüedad en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. Procede de la cueva de Denisova, en el sur de Siberia. La gran sorpresa: la niña de la que procede el tobillo pertenece a una forma humana hasta ahora totalmente desconocida a la que hoy se denomina como el hombre de Denisova. En 2012, con la ayuda de métodos paleogenéticos avanzados, se descifra el genoma completo de la niña. Este es un paso importante para el estudio de la historia de la humanidad. Porque el hombre de Denisova, al igual que el hombre de Neandertal y el «ser humano moderno», evolucionó a partir del Homo erectus, y es por tanto su pariente más cercano.
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La cueva de Denisova resulta ser un yacimiento arqueológico único. Probablemente, seres humanos ya vivían aquí hace unos 280 000 años.
Socio colaborador
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© Instituto Max Planck de Neurobiología, Martinsried / Volker Staiger (extracto; editado por: kocmoc)