Golpear al Estado,
golpear al pueblo,
golpear a la dignidad,
golpear a los cuerpos.
Torturar.
Exiliar.
Asesinar.
Desaparecer.
Los cuerpos se atacan,
los cuerpos resisten,
los cuerpos insisten en aparecer
mientras otros siguen desapareciendo.
¿DÓNDE ESTÁN?
¿Se puede hacer desaparecer la memoria?
¿Cuántas décadas más estaremos hablando de justicia y memoria?
¿Será que nuestra única manera de hacer memoria sea repetir las mismas preguntas
incansablemente?
¿Dónde están?
¿Dónde están?
¿Será que nuestra única manera de hacer justicia sea no olvidar y no dejar que les otres
olviden?
Van más de 30 años de democracia,
la justicia no llegó,
la reparación no llegó,
y hoy el negacionismo se apodera del discurso hegemónico.
La herida sigue abierta,
y el dolor se acentúa mientras se siguen relativizando los derechos humanos,
se niegan las violencias,
se niega el Estado dictador y opresor.
Se despierta un día para dormirse unos años,
Olvidando un poco el pasado que no pasa.
50 años puede ser mucho tiempo
y a la vez, quizás, aún demasiado poco.