Como compositor (y abogado), Franz Josef Degenhardt se posicionó sobre cuestiones sociopolíticas desde una actitud explícitamente de izquierda a partir de 1968. "Spiel nicht mit den Schmuddelkindern" (“No juegues con los niños sucios”), de 1965, su canción más conocida hasta la actualidad, avanza sin agitación y con espíritu libre. De hecho, aún hoy puede presumir de ser relevante.
Tonspuren - Pistas sonoras
El periodista musical Mario Lasar, con ocho canciones de habla alemana de ocho décadas diferentes, arroja algunas luces sobre fenómenos culturales y sociales importantes de la historia de la posguerra en Alemania.
La mayoría de las canciones y artistas mencionadas en esta serie se pueden escuchar -en el orden en que se mencionan- en una lista de reproducción de Spotify:
El punto de partida de la letra es la clásica rebelión de un adolescente miembro de la burguesía contra los privilegios de su clase, que son percibidos como acartonados y restrictivos.
[…]
So sprach die Mutter, sprach der Vater, lehrte der Pastor
Er schlich aber immer wieder durch das Gartentor
(¡No juegues con los niños sucios!
[…]
Así dijo la madre, dijo el padre, enseñó el pastor
Pero él seguía colándose por la puerta del jardín)
El atractivo de descender a las profundidades de las “conejeras” anticipa lo que el grupo inglés, Pulp, negociaría treinta años más tarde en Common People: el traslado en forma de ensayo lúdico de una identidad diferente. Pero quienes se colocan voluntariamente y de forma temporal en una posición marginal pueden olvidar que hay gente que no tiene elección. Es como estar de vacaciones en la vida de lxs demás.
El protagonista sin nombre en la canción de Degenhardt es castigado, pues acaba muerto en el estanque de las ratas. Antes de que esto ocurra, sin embargo, ha aprendido brevemente a aceptar los privilegios de su clase, sólo para recaer de nuevo tras un accidente de coche, esta vez de forma patológica:
hat er dan ein Kind betört
und in einen Stall gezerrt.
(Un día, a la luz del día
engañó a un niño
y lo arrastró a un establo.)
La letra oculta la actitud del cantante hacia el protagonista. Sin embargo, este no es en absoluto retratado como una figura de simpatía o identificación. Pero en lugar de desmontarlo ofensivamente, Degenhardt opta por un enfoque narrativo más sutil. Describe lo que hace su protagonista y lo que le sucede de una manera formalmente hábil. El uso de la homofonía („und Kaninchenställe riss er ab / an ihre Stelle ließ er Gärten für die Kinder bauen“ - “y las conejeras que derribó / en su lugar hizo construir jardines para los niños”), las enumeraciones interconectadas y otros trucos retóricos convierten la pieza en una obra maestra de condensación lingüística. Con una secuencia rítmica de palabras en estilo staccato, la canción crea una presencia muy dinámica. Se trata de acentuar notablemente el sonido del lenguaje, pero sin sacrificar el contenido.
A ello contribuye la sobria instrumentación musical, que se reduce a la interacción de dos guitarras acústicas. Schmuddelkindern se inscribe así en la tradición de la música folk, al asignar a la música una función más de acompañamiento, que no debe distraer en lo posible de la letra. A la figura de guitarra ligeramente dulce, que repite la guitarra solista, no se le puede negar una cierta impresión burlona, que puede entenderse como un comentario sobre la letra.
Lo que en Schmuddelkindern sigue representándose en forma de un cuento moral ligeramente sarcástico con trasfondo sociopolítico da un giro en la obra de Degenhardt —en el curso de la politización de la vida en torno a 1968— hacia posiciones explícitamente izquierdistas. Degenhardt abordó este cambio de programa en su propia canción Zwischentöne sind bloß Krampf im Klassenkampf:
Auch die alten Kunden klagen
wo bleibt Ihre Poesie?
Dinge bilderreich umschreiben, andeuten, das können Sie
Na schön, sag ich, das ist ja richtig
aber das ist jetzt nicht wichtig
Schöne Poesie ist Krampf im Klassenkampf.
(Hasta los viejos clientes se quejan
¿Dónde está tu poesía?
Usted puede describir y sugerir cosas con imágenes
De acuerdo, eso es cierto.
pero eso no es importante ahora
La bella poesía es un calambre en la lucha de clases.)
Spiel nicht mit den Schmuddelkindern, en cualquier caso, sigue siendo un poético retrato de la moralidad que, de una manera sutil y sin agitación, pinta un cuadro de la sociedad de clases en la Alemania Occidental de mediados de la década de 1960. En el fondo, la obra sigue siendo de actualidad.
Tonspuren - Huellas del Sonido
- 1950: ¡No hay que exagerar con la libertad! (Fred Bertelmann – "Der lachende Vagabund“)
- 1960: Retrato poético de la sociedad de clases (Franz Josef Degenhardt – "Spiel nicht mit den Schmuddelkindern“)
- 1970: Una rara alianza de política verde y pop (Udo Jürgens – "Tausend Jahre sind ein Tag“)
- 1980: Concreto y luz neón (Joachim Witt – "Der Goldene Reiter“)
- 1990: Sobre nuevas posibilidades (Blumfeld – "Tausend Tränen Tief“)
- 2000: Cuando las mercancías valen más que las personas (Die Goldenen Zitronen – "Wenn ich ein Turnschuh wär“)
- 2010: ¿Gran cine? (Helene Fischer – "Atemlos durch die Nacht“)
- 2020: Una nueva estructura de poder de los roles de género (Christin Nichols – "Bodycount“)
mayo 2024