El Viaje y las inquietudes de Nahuel López

En el marco del Festival In-Edit se realiza el estreno latinoamericano de “El Viaje”, filme que sigue las huellas biográficas y musicales en Chile de Rodrigo González, músico del famoso grupo alemán “Die Ärzte”. El director de la película, Nahuel López, fue invitado por el Goethe-Institut para compartir este estreno con el público chileno.
 

En la película El Viaje, el espectador sigue los pasos de Rodrigo González, miembro del grupo punk alemán Die Ärzte, hijo de exiliados chilenos en Alemania. Vive en Hamburgo y decide venir a su Chile natal a explorar sus raíces, sobre todo las del Canto Nuevo, y conocer lo que está haciendo la nueva generación de músicos. El resultado es un emocionante recorrido por varias ciudades de Chile de la mano de músicos como Camila Moreno y Chinoy, Eduardo Carrasco (de Quilapayún), Eduardo Yañez, Aldo “Macha” Asenjo (de Chico Trujillo), Gastón Ávila y Alonso Núñez, entre otros. Conversamos con el autor de esta película, Nahuel López.

¿Qué relación tienes con Rodrigo González, desde hace cuánto?

Nos conocemos desde hace muchísimo tiempo. Rodrigo tiene diez años más que yo; él llegó a los 5 años como refugiado junto a su madre y su hermana a Alemania, mientras su padre, César González, estaba escondido en Chile después del golpe. Finalmente todos se reunieron en Hamburgo, donde el padre de Rodrigo tiene la peña Violeta Parra. Mi padre llegó a estudiar filosofía a Alemania en 1967 y después del golpe se quedó. El me llevaba a la peña de César y yo admiraba a Rodrigo, porque era de los niños grandes, y él me tenía cariño. Después perdimos el contacto, mientras yo fui a un internado y él comenzó a hacer su carrera en Berlín, con los Rainbirds y luego con Die Ärzte. Era muy famoso, pero nadie conocía esta parte de su historia y yo sí. También compartíamos la música chilena que amábamos. Luego nos reencontramos.

¿Fue este viaje algo planeado desde hace mucho tiempo?

Desde el 2008 comencé a venir varias veces al año a Chile, como periodista del canal ZDF y el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), y empecé a interesarme por la música chilena actual. En el 2011-2012 estaba investigando para mi libro sobre los mapuche y en una fiesta conocí a Gastón Ávila, quien tocaba charango y había estado en el exilio en Alemania. Más tarde en Valparaíso, durante las movilizaciones estudiantiles, escuché La Rabia de Alonso Núñez y también pude conocerlo. De ahí surgió la idea de hacer un proyecto audiovisual sobre música, con Gastón y Alonso como dos generaciones distintas; ninguno de los dos es de los músicos más famosos. Ahí llamé a Rodrigo y le propuse contar su historia, y que a su vez le pasara el hilo narrativo a los músicos chilenos.

¿Cómo organizaron el rodaje? ¿Hubo viajes previos o fue más espontáneo?

El rodaje fue hace exactamente un año en noviembre de 2015, pero ya teníamos todo claro, porque tener un equipo filmando acá es caro y se debe planificar. En realidad, la idea estaba desde 2012 y en el 2014 ya teníamos todo listo, pero se concretó recién el años pasado.
 
El concepto de “viaje” es interesante, porque también es una metáfora de la vida, el exilio, la búsqueda musical. ¿Cuál aspecto resultó más fuerte en el proceso de hacer la película?

Es interesante que veas así la película. Creo que sí hay un poco de todo eso.
 
¿Qué momentos del rodaje resultaron más emocionante para ustedes? ¿Por qué?

Todos los encuentros tuvieron su encanto, aunque eran distintos tipos de encanto. Pero sí fue muy especial descubrir a JM (Luis Alberto Gómez) en el mercado de Valparaíso, eso no fue planificado. Macha tiene amor por los viejos, y JM cuenta muchas historias como el protagonista número ocho. Es parte del mundo de Macha y muestra cómo funciona él, con quién y cómo se mueve. Rodrigo solo conocía a Macha, no a los demás, y eso fue importante.

Al final sabemos el balance de Rodrigo de este viaje. ¿Y cuál es tu balance? Lo pregunto porque compartes con Rodrigo parte de su historia.

Yo me siento de allá, de Alemania, y también tengo una parte de acá, pero es misterioso. Y ahí uno comienza a buscar acerca de la propia identidad. Y ese Drang, ese impulso de meterse en otra vida y buscar algo, no lo tiene ni la gente de allá ni la de acá; eso es propio de la gente que tiene mi biografía. Me siento alemán… pero hay preguntas no resueltas, y eso es importante si uno se quiere expresar a través del arte. Esta película tiene mucho de mí. A Rodrigo lo usé como vehículo narrativo. Su historia es también mi historia y compartimos muchas emociones. Por eso respaldó mi idea al cien por ciento desde el principio. Para mí es emocionante ver la película. Es una de las muchas cosas que he hecho hasta ahora. Pero a diferencia de la TV, donde te ven millones, lo especial del cine es que la puedo mirar junto con la gente.