INVENTOS: MEDICINA
EL ASESINO INVISIBLE
Con 13 millones de víctimas cada año, las enfermedades infecciosas (como la tuberculosis, el sida, la malaria y la gripe) son, todavía hoy, una amenaza mortal. Están provocadas por organismos microscópicos, sobre todo por bacterias y virus. Suele ser difícil detectar esos gérmenes patógenos, identificarlos y desarrollar medicamentos o vacunas eficaces.
Uno de los pioneros es el doctor y microbiólogo alemán Robert Koch quien, por primera vez y sin lugar a dudas, puede probar que una enfermedad está causada por una bacteria. En 1882, Koch descubre el germen patógeno de la tuberculosis. En 1905, se le concede el Premio Nobel de Medicina por dicho descubrimiento.
El doctor Robert Koch descubre en 1882 el germen patógeno de la tuberculosis
LOS RAYOS DESCONOCIDOS
Nadie puede ver el interior de las personas ni hacer visible su esqueleto sin herirlas. Por lo menos, no hasta el 8 de noviembre de 1895. Ese día, el físico Wilhelm Conrad Röntgen descubre por casualidad una radiación nueva a la que llama “rayos X”.
Para la medicina, este descubrimiento tiene una importancia revolucionaria: estos rayos (que, más tarde, en alemán, se llamarán “Röntgen” como su descubridor) abren todo un mundo nuevo de posibilidades para el diagnóstico.
En 1901, Röntgen es el primero en la historia en recibir un Premio Nobel y le conceden el de Física. Y renuncia a patentarlo: su descubrimiento debe servir para contribuir al bienestar de toda la humanidad.
Examen médico con rayos X, en torno a 1900
CAER EN LA RED
¿Por qué algunas personas enferman y otras no? El sistema inmunológico desempeña en este punto una importante función. La primera línea de defensa del cuerpo está formada por los glóbulos blancos, células especializadas en la protección del organismo que reconocen las bacterias y las hacen inofensivas. Literalmente, pueden comerse los gérmenes patógenos rodeándolos y digiriéndolos. Esto ya se conoce desde hace mucho tiempo.
Pero el sistema inmunitario también nos sigue sorprendiendo hoy en día... En 2003, los investigadores del instituto Max Planck descubren un truco especial que practican algunas células defensoras: pueden darse la vuelta como un calcetín y lanzar su interior como una red que atrapa a las bacterias y las destruye.
Bacterias Shigella, los gérmenes patógenos de la disentería bacteriana, en la red de las células defensoras
UNA NUEVA VACUNA CONTRA LA TBC
Incluso en la actualidad, un tercio de la población mundial sigue infectada con gérmenes patógenos de la tuberculosis. Los afectados son, sobre todo, las personas que viven en los países más pobres. Como su sistema inmunitario está debilitado por culpa de una mala alimentación o por otras enfermedades, la tuberculosis campa a sus anchas con demasiada frecuencia en sus organismos. La terapia suele ser larga y ardua, debido a que muchos gérmenes patógenos son resistentes a los medicamentos disponibles.
Actualmente, Stefan Kaufmann y su equipo del instituto Max Planck de Biología de la infección trabajan en una nueva vacuna. En Sudáfrica, han fundado un centro de investigación propio en el que se desarrollan estrategias contra el VIH y la tuberculosis.
Otro objetivo importante es un diagnóstico mejorado de la tuberculosis
LA “PASTILLA MILAGROSA”
Ya desde hace muchísimo tiempo, el ser humano utiliza la decocción de la corteza del sauce para calmar el dolor y bajar la fiebre. La sustancia responsable de dichos efectos es descubierta por el químico Felix Hoffmann de la empresa Bayer, en 1897, más bien por casualidad: a partir de ácido salicílico y vinagre obtiene ácido acetilsalicílico (ASS).
En 1899, Bayer saca el nuevo medicamento al mercado con el nombre de “aspirina”, primero en polvo, pero pronto también en pastilla. Pero el ASS no sólo es efectivo contra el dolor, la fiebre y las inflamaciones, ya que, como fluidifica la sangre, también previene la obstrucción de los vasos sanguíneos y, con ello, el infarto de miocardio y el ictus.
La aspirina se convierte en el medicamento más famoso del mundo y cada año se venden en él miles de millones de estas pastillas.
Cartel publicitario
Al principio, la aspirina aparece en el mercado todavía en forma de polvo
LA PIEL ARTIFICIAL
Piel fabricada. Suena a ciencia ficción, pero no lo es. En unas instalaciones completamente automatizadas, que han desarrollado los ingenieros y biólogos de la Fraunhofer-Gesellschaft, se produce piel a máquina: los robots transportan pequeñas muestras de piel, las desmenuzan y se ocupan de que las células se multipliquen.
La industria emplea esta “piel artificial” para testar cosméticos y químicos. Así se necesitan menos experimentos con animales. El proximo objetivo es ahora obtener tejidos para la medicina regenerativa: a partir de minúsculos trozos de piel o de cartílago de pacientes, la “fábrica de piel” tiene que producir injertos personalizados para, por ejemplo, víctimas de incendios.
Para la producción de la “piel artificial”, se desmenuza una muestra de piel de forma automática